Toma nota de estos detalles
Editor de ChurchPOP
Quizás conocen el dicho: “El hábito no hace al monje”. En el caso de los sacerdotes falsos, el dicho se aplica casi literalmente.
Hay personas que se hacen pasar por sacerdotes católicos. Algunos impostores incluso han estudiado, a veces a fondo, la Misa y la liturgia.
Los impostores carecen permiso de la Iglesia para ejercer el sacerdocio, así que todo lo que hacen (falsas misas y sacramentos) es inválido. No basta estudiar para ser sacerdote, sino que es indispensable contar con el permiso del obispo para ejercer este ministerio.
¿Cómo identificar a un falso sacerdote?
No tiene territorio asignado
La Iglesia Católica asigna un territorio, parroquia o iglesia a un sacerdote calificado. Los falsos sacerdotes no tienen esta comunión con la Iglesia, por lo que no tienen ningún territorio asignado.
Ofrecen “servicios”
Tratan las Misas y sacramentos como “servicios”, presentando el sacerdocio como cualquier trabajo. Inclusive ofrecen tarjetas de presentación.
Suelen estar en zonas alejadas
En las comunidades alejadas de la ciudad normalmente no hay presencia frecuente de sacerdotes. Son en estos lugares donde normalmente ocurren estos fraudes.
Imparten sacramentos sin restricciones
Un sacerdote, salvo casos extremos, no pueden bautizar, presidir matrimonios ni oficiar misas fuera de una parroquia. Estos falsos sacerdotes no respetan estas normas y suelen realizar (falsos) sacramentos a domicilio.
“Contribución económica”
Comúnmente, los falsos sacerdotes piden, al final de sus “servicios”, una retribución económica. Ya que, como ese es su trabajo, exigen la “paga respectiva”.
Donaciones fraudulentas
Estos falsos sacerdotes suelen pedir donaciones para instituciones o comunidades que no existen. Los feligreses son estafados y donan dinero al bolsillo del sujeto.
Formación incompleta
Muchos de estos sujetos conocen de la liturgia porque han estudiado en un seminario, en algunos casos fueron expulsados de la institución y en otros no continuaron con su formación pero optan por lucrar.
Si tienes sospechas sobre un sacerdote que presente alguna de estas características, lo mejor es reportarlo a la parroquia más cercana.
Una manera útil de reconocerlos es que se nieguen o no tengan la credencial expedida por la diócesis a la que pertenece. Sin esta credencial no puede ejercer ningún ministerio.