El suicidio es un acto deleznable a los ojos de Dios, porque suicidarse, es la cumbre de la desesperanza. El demonio induce muchísimo a las almas al suicidio, tan pronto las ve predispuestas a ello, no pierde ocasión de inducirlas a este acto horrible.
Muchos suicidas lo hacen por un sentimiento muy grande de culpabilidad por la vida que llevan, y quieren apagar sus conciencias quitándose la vida y lo hacen. Otros llegan a esta decisión por una falta de fe muy grande. Perdieron la fe en Dios y en su misericordia y como no tiene sentido su vida, la malogran suicidándose. Yo Soy el Espiritu de Dios que os habla y os instruye por medio de este escrito.
Son varias las razones que llevan a una criatura al suicidio, pero todos tienen un denominador común y es el alejamiento de Dios. Ese haberlo olvidado totalmente, es así que entonces, cuando el demonio ve que esta batalla la puede ganar, induce al alma a malograr su vida extinguiéndola voluntariamente.
Es una oscuridad tan grande en el alma de un suicida que no encuentra ni una leve e insignificante luz que pudiera hacerle posponer sus intenciones suicidas. Por eso, hijos de Dios Altísimo que vivís en las sendas rectas de Dios, considerad que en vuestro entorno hay almas muy desalentadas, muy agobiadas y dadles luz, dadles amor, dadles apoyo y comprensión. Porque muchos también se suicidan porque no tienen capacidad para superar las pruebas que le vienen, ya que edificaron sus vidas en utopías, en fantasías, que no son realidades, y de ahí, que lleguen a un punto que prefieran dejar de existir antes que pelear en las dificultades de su vida.
Otro suicidas lo son porque probaron todas clase de vicios para procurarse placeres, pero ninguno le colmó la vida de la felicidad que buscaban, y pensando que esa felicidad no existía, ellos también quisieron dejar de existir, olvidando o no teniendo en cuenta, el dolor que su suicidio daría a sus seres queridos.
El suicidio es también un acto de egoísmo tal que llega a limites exorbitantes, porque quien se suicida solo piensa en él y lo hace mal, pues si pensara correctamente en él, tendría al menos la duda y pensaría que si existe otra vida, no es ese el mejor camino para entrar en ella. Yo, Espiritu de Dios, os hablo.
Hijos, vuestras obras buenas hechas con constancia, con fe y amor, también valen a las almas suicidas, porque si vosotros pedís a Dios que vuestras buenas acciones les sean aplicadas a los desesperados, Dios os tomará la palabra y así lo hará. Pero también en estas aplicaciones se necesita constancia, porque ofrecimientos aislados, poco llegan a hacer.
Hijos de Dios, ofrecedlo todo por medio de Maria Santísima, Reina y Señora, Madre de las almas, para que Ella ponga en vuestro ofrecimiento lo que os falta y lo presente a la Santísima Trinidad en condiciones. Es muy doloroso para el Corazón de Cristo ver que sus almas se suicidan, es algo muy doloroso ver que Su misericordia, Su amor, Su bondad, no significan nada para el alma suicida y puede mas el desaliento, la desesperación, la oscuridad, el vicio, la frustración, que el amor misericordioso de Dios, Vuestro Señor.
Yo, Espiritu de Dios, os hablo. Que estos escritos os sean de provecho e instrucción. Paz a todos los que los leáis y los pongáis en practica
Muchos suicidas lo hacen por un sentimiento muy grande de culpabilidad por la vida que llevan, y quieren apagar sus conciencias quitándose la vida y lo hacen. Otros llegan a esta decisión por una falta de fe muy grande. Perdieron la fe en Dios y en su misericordia y como no tiene sentido su vida, la malogran suicidándose. Yo Soy el Espiritu de Dios que os habla y os instruye por medio de este escrito.
Son varias las razones que llevan a una criatura al suicidio, pero todos tienen un denominador común y es el alejamiento de Dios. Ese haberlo olvidado totalmente, es así que entonces, cuando el demonio ve que esta batalla la puede ganar, induce al alma a malograr su vida extinguiéndola voluntariamente.
Es una oscuridad tan grande en el alma de un suicida que no encuentra ni una leve e insignificante luz que pudiera hacerle posponer sus intenciones suicidas. Por eso, hijos de Dios Altísimo que vivís en las sendas rectas de Dios, considerad que en vuestro entorno hay almas muy desalentadas, muy agobiadas y dadles luz, dadles amor, dadles apoyo y comprensión. Porque muchos también se suicidan porque no tienen capacidad para superar las pruebas que le vienen, ya que edificaron sus vidas en utopías, en fantasías, que no son realidades, y de ahí, que lleguen a un punto que prefieran dejar de existir antes que pelear en las dificultades de su vida.
Otro suicidas lo son porque probaron todas clase de vicios para procurarse placeres, pero ninguno le colmó la vida de la felicidad que buscaban, y pensando que esa felicidad no existía, ellos también quisieron dejar de existir, olvidando o no teniendo en cuenta, el dolor que su suicidio daría a sus seres queridos.
El suicidio es también un acto de egoísmo tal que llega a limites exorbitantes, porque quien se suicida solo piensa en él y lo hace mal, pues si pensara correctamente en él, tendría al menos la duda y pensaría que si existe otra vida, no es ese el mejor camino para entrar en ella. Yo, Espiritu de Dios, os hablo.
Hijos, vuestras obras buenas hechas con constancia, con fe y amor, también valen a las almas suicidas, porque si vosotros pedís a Dios que vuestras buenas acciones les sean aplicadas a los desesperados, Dios os tomará la palabra y así lo hará. Pero también en estas aplicaciones se necesita constancia, porque ofrecimientos aislados, poco llegan a hacer.
Hijos de Dios, ofrecedlo todo por medio de Maria Santísima, Reina y Señora, Madre de las almas, para que Ella ponga en vuestro ofrecimiento lo que os falta y lo presente a la Santísima Trinidad en condiciones. Es muy doloroso para el Corazón de Cristo ver que sus almas se suicidan, es algo muy doloroso ver que Su misericordia, Su amor, Su bondad, no significan nada para el alma suicida y puede mas el desaliento, la desesperación, la oscuridad, el vicio, la frustración, que el amor misericordioso de Dios, Vuestro Señor.
Yo, Espiritu de Dios, os hablo. Que estos escritos os sean de provecho e instrucción. Paz a todos los que los leáis y los pongáis en practica