¿Tiene sentido sufrir por los demás?

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Carta a padres de chicos enfermos
Tiene sentido sufrir por los demás?
¿Y cuál es el sabor de tus lágrimas?



A los padres de algún niño con cáncer

Recen mucho el Rosario y si el niño hace su Primera comunión, que comulgue si puede, todos los día

Pidan a un grupo de renovación que ore por su enfermito para pedir su sanación, pero también hay que aceptar la voluntad de Dios si sus designios son otros.

No dejen de rezar aunque ya no vean ninguna mejoría en su enfermito si no sana y llega a morir. Es que también tenía una misión y después de cumplirla... su recompensa es el cielo.

Y recuerden que allá en el cielo, su enfermito estará sano.. ya no sufrirá aquí en la tierra y estará disfrutando de la presencia del Señor y estará muy feliz el día cuando el Señor los llame a ustedes también. Se volverán a encontrar y ya nunca se separarán.

No crean que porque Dios nuestro Señor nos mande nuestras dosis de sufrimiento no nos quiere, ni que el dolor es una maldición. Al contrario, es una bendición, pues con el dolor y el sufrimiento nos acercamos más a Dios y nos hacemos semejantes a su hijo Jesús siempre y cuando aceptemos su santa voluntad y le pidamos al Señor que nos dé mucha fuerza para soportar nuestra prueba.

Pídanle ayuda a Nuestra Madre del Cielo para que interceda ante su hijo Jesús y al Espíritu santo para que los ayude a discernir sobre lo que deben hacer o a qué médico deben ver.

Pidan mucha oración a los grupos de renovación y pidan misa por la salud de su enfermito.


Que Dios los bendiga.

HELENA CONTRERAS DE ZENIL.
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Si levantamos la mirada en una perspectiva eterna, podremos comprender que el dolor tiene un sentido en los planes de Dios. Y tú, con tu dolor, aunque no lo sepas, estás contribuyendo en la gran tarea de la redención y salvación del mundo. Cristo con su cruz abrió caminos inexplorados. La cruz de Cristo hizo una revolución total y cambió de plano todos los valores de la humanidad. Hasta entonces, el dolor era rechazado como absurdo. 

El ideal era, y sigue siendo para muchos, tener salud, dinero y amor… y disfrutar de todos los placeres que ofrece la vida. A lo máximo, podía comprenderse el dolor como un castigo para los malos. Pero no podía comprenderse el sufrimiento de los buenos como Job. Por eso, si no comprendes nada, al menos piensa en Jesús, cierra los ojos, quédate en silencio y acepta los planes de Dios.

¿Por qué Él te ha escogido a ti para que contribuyas con tus dolores a la salvación del mundo, cuando prefieres contribuir solamente con tus obras y con tu buena salud? ¿Por qué Él te ha escogido como enfermo redentor? ¿Por qué tú debes sufrir por los demás? Escucha lo que dice el Padre Ignacio Larrañaga, en su libro El arte de ser feliz:
He conocido familias piadosas, que vivieron siempre según sus exigencias de una fe consecuente y ahora, de pronto, les ha caído una cadena de infortunios (accidentes de carretera, muertes prematuras, injusticias, quiebras económicas). No hay otra explicación: están sufriendo por los demás.

He conocido madres de familia, que durante largas épocas llevaron una vida intachable y ahora, de repente, han sido visitadas por la incomprensión, la calumnia, la traición o una cruel enfermedad. Si Dios es justo, esto es incomprensible; no hay otra explicación, sino ésta: están sufriendo por los demás.

He visto criaturas pequeñas sin culpa ni malicia marcadas para siempre por la invalidez o por la enfermedad; trabajadores que fueron despedidos, quedándose sin pan y con ocho hijos en casa; basta asomarse a los pabellones de un hospital para ver cuántos enfermos se consumen lentamente durante años y años, hasta extinguirse por completo en una cama; basta recorrer cualquier calle y entrar casa por casa para encontrarnos con centenares y millares de víctimas de la mentira, la traición, enfermedades incurables, agonías dolorosas... Sabiéndolo o sin saber, están sufriendo y muriendo por los demás, con Cristo, cargando sobre sí las cruces de la humanidad.

Me diréis que esto es incomprensible, que es absurdo, que no tiene lógica. Desde luego, si miramos las cosas a través de una prisma de normalidades, todo esto atenta contra el sentido común y está en contra de la equidad y de la justicia. Pero después de lo que sucedió en el Calvario, después de que Dios extrajo de la muerte vida y del fracaso total el triunfo definitivo, todas las normalidades se vinieron abajo, las lógicas humanas se las llevó el viento, subieron y bajaron las jerarquías de valores, se hundieron para siempre las coordenadas del sentido común y, finalmente, nuestras medidas no son sus medidas ni sus criterios nuestros criterios. El Calvario es la revolución de todos los valores...

He presenciado en los hospitales, y repetidas veces, la siguiente escena: cuando yo les explicaba a los enfermos incurables cómo estaban compartiendo los dolores del Crucificado y cómo estaban acompañándolo en la Redención del mundo, he visto, mientras ellos miraban fijamente el crucifijo, cómo sus rostros se revestían de una paz inexplicable y de una alegría misteriosa. Seguramente, sentían que valía la pena sufrir, porque habían encontrado un sentido y una utilidad a su sufrimiento.

Su dolor tenía ya un carácter creador, como el dolor de la madre que da a la luz. Yo no sé si a esto se le podría llamar alegría en el dolor. En todo caso, es la victoria y satisfacción de quien ha arrancado al dolor su aguijón más terrible, el sin sentido, la inutilidad.

Un enfermo inútil para todo (humanamente) o cualquier otro atribulado por las penas de la vida, toma conciencia de que, en la fe y en el amor, está participando activamente en la salvación de sus hermanos, de que está completando lo que les falta a los padecimientos del Señor; de que su sufrimiento no es sólo útil a los demás, sino que cumple un servicio insustituible en el plan de salvación; de que está enriqueciendo a la Iglesia tanto o más que los apóstoles y misioneros; de que su sufrimiento, asumido con amor, es el que abre el camino a la gracia más que cualquier otro servicio; de que los que sufren con fe y amor hacen presente en la historia de la humanidad la fuerza de la redención más que ninguna otra cosa; y, en fin, de que están impulsando el reino de Dios desde dentro hacia delante y hacia arriba. ¿Cómo no sentir satisfacción y gozo?

Piensa: con el correr del tiempo tu nombre desaparecerá de los archivos de la vida. Tus nietos y biznietos serán también sepultados en el olvido y sus nombres se los llevará el viento. De tu recuerdo no quedará más que el silencio.

Pero, si has contribuido a la Redención del mundo, asociándote a la tarea redentora de Jesús con tu propio dolor, habrás abierto surcos indelebles en las entrañas de la historia, que no los borrarán ni los vientos ni las lluvias; habrás realizado una labor, que transciende los tiempos y los espacios ¿Cómo no sentir satisfacción y gozo? Así se comprende aquella explosión de Pablo, cuando dice: “Ahora me alegro de mis padecimientos” (2 Co 12,10).

Dejo, pues, sobre tu cabeza doliente esta bendición: “Bienaventurados los que sufren en paz la tribulación y la enfermedad, porque serán coronados con una diadema de oro”.

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LAS CINCO CLASES DE LAGRIMAS
VIDEO DE LA VIRGEN AL PIE DE LA CRUZ


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Y CUAL ES EL SABOR DE TUS LAGRIMAS? 

  Convirtámonos en almas consoladoras y reparadoras del Inmaculado Corazón En esta tierra el amor y el dolor van muy juntos. S. Juan de la Cruz nos decía: "quien no sabe de penas no sabe de amores". Y es por esto que Cristo en el Sermón de la Montaña nos dio como tercera bienaventuranza:
"Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados" (Mt. 5,5,)

El dolor, si no eleva y sublima, abate y aplasta. Por eso no todo dolor y llanto es bienaventurado.
Las lágrimas que Jesús proclama bienaventuradas son las que de alguna manera se refieren al reino de Dios y se contraponen al reino del mundo. ”Vosotros llorareis y gemiréis, y el mundo se alegrará" (Jn 16,20)

¿Cuales son las lágrimas bienaventuradas?
Los que lloran las propias caídas o los pecados del mundo; los que aceptan las penas como medio de purificación de sus pecados; los que se imponen penitencias para formar su alma en el dolor; los que sufren persecución y dolores por causa del reino de Dios y de su extensión; los que pasan sequedades, tribulaciones con paz; los que gimen por el amor de Dios y por el cielo; todos estos son los que derraman lágrimas que, en sentido evangélico, pueden llamarse bienaventuradas y por lo tanto recibirán divina consolación.
Santa Catalina de Siena, en su famosa obra El Diálogo, tiene un precioso capítulo sobre las diferentes clases de lágrimas, su valor y fruto.

Esta Doctora de la Iglesia distingue hasta cinco clases de lágrimas:
  • 1 Lágrimas malas, que engendran muerte. Son las que proceden del pecado y llevan al pecado: lágrimas de odio, de envidia o desesperación, proceden de un corazón desordenado y apartado de Dios.
  • 2 Lágrimas de temor por los propios pecados. Son las de los que se levantan del pecado por temor al castigo: el temor les hace llorar. Su motivación no es perfecta, pues no hay necesariamente arrepentimiento.
  • 3 Lágrimas de los que, lejos del pecado, empiezan a querer servir a Dios; pero, privados de los consuelos visibles, lloran por verse con tanta incapacidad y tribulaciones.
  • 4 Lágrimas de los que aman con perfección a Dios y al prójimo, doliéndose de las ofensas que se le hacen a Dios y compadeciéndose del daño del prójimo, en completo olvido de si mismos.
  • 5 Lágrimas de dulzura, derramadas con gran suavidad por la unión intima del alma con Dios. Son lágrimas de puro amor que derraman los santos en las mas altas cumbres de perfección cristiana.
Y TU? CUAL ES EL MOTIVO DE TUS LAGRIMAS? 
 TE HAS PUESTO A PENSAR QUE TUS LAGRIMAS YA SEAN DEL PECADO, SEAN DE ODIO HACIA UN SER, O SEAN DE DOLOR O SUFRIMIENTO, NUESTRA MADRE SANTA SIEMPRE LAS SECA CON SUS MANOS MATERNAS, YA SEA PARA CALMAR TU DOLOR, YA SEA PARA QUE NO SUFRAS SOLA, O YA SEA PARA QUE NO PEQUES MAS...?

TE DAS CUENTA CUANTO NOS AMA AQUELLA MUJER QUE VIO MORIR A SU HIJO, Y QUE OFRECIO TODO SU DOLOR POR NUESTROS PECADOS. TU VAS A SEGUIR PERMITIENDO QUE ESA HERMOSA MADRE SANTA SIGA LLORANDO? PORQUE MAS BIEN EN VEZ DE QUE ELLA SEQUE NUESTRAS LAGRIMAS, SEQUEMOS NOSOTROS SUS LAGRIMAS CON NUESTRO CAMBIO DE VIDA, DICIENDOLE NO AL PECADO Y DICIENDOLE A ELLA: "MADRE RECOGA MI MISERIA PUES ESTOY SOLA Y SIN FUERZAS, Y LLEVAME EN TUS BRAZOS MATERNOS Y APARTAME DEL MAL" DAME LA GRACIA DE AMAR A TU HIJO PAR NO OFENDERLO MAS Y PARA CONSOLAR TU CORAZON INMACULADO LLAGADO DE DOLOR POR NUESTROS PECADOS"