Se conoce como férula el bastón pastoral que usa el Papa en las celebraciones litúrgicas, de forma similar al báculo que usan los obispos. La diferencia entre uno y otro es que la primera, en lugar del acabado circular o en voluta, tiene una cruz sin la imagen de Cristo.
El báculo como insignia pontifical de los obispos y de los abades se remonta al siglo VII, aunque su uso podría ser más antiguo. Parece que el báculo comenzó a ser utilizado en la península ibérica, desde donde pasó más tarde a Inglaterra, la Galia y Alemania. Hacia el siglo IX, el báculo era ya una insignia litúrgica utilizada por muchos obispos. Constituía un símbolo de la jurisdicción que se le otorgaba al obispo electo por parte del Romano Pontífice, recibiéndolo el día de su consagración. Esta potestad sobre la diócesis quedaba indisolublemente unida a su ministerio pastoral respecto de la porción del Pueblo de Dios que se le confiaba.
El papa Francisco durante su viaje a Egipto (2017), sosteniendo la férula del beato Pablo VI
(Imagen: Coopticocc)
Es seguro que el Romano Pontífice jamás utilizó báculo, puesto que de las descripciones de la solemne Misa papal en los Ordines Romani no se evidencia su uso. Asimismo, las representaciones de los Papas confirman que el báculo episcopal no formaba parte de las insignias del Romano Pontífice porque no se lo ve en ningún monumento iconográfico realizado en Roma. Por eso, Inocencio III († 1216) escribe categóricamente en su De sacro altaris mysterio: "El romano Pontífice no utiliza báculo pastoral" (“Romanus Pontifex pastorali virga non utitur”) (I, 62).
A fin de cuentas, el Papa goza de jurisdicción universal sobre la Iglesia y no necesita de símbolos externos para hacerla evidente. Santo Tomás de Aquino explica esta idea de la siguiente forma: “El Romano Pontífice no hace uso del báculo [..] ésta también es una señal de que él no tiene poder limitado, lo que se significa con la curvatura del báculo” (“Romanus pontifex non utitur baculo […] etiam in signum quod non habet coarctatam potestatem, quod curvatio baculi significat”) (Super Sent., lib. 4 d. 24 q. 3 a. 3 ad 8).
Como fuere, en el siglo X se alude a la existencia de una ferula pontificalis a propósito de la deposición del papa Benedicto V por el emperador Otón I (964). Sin embargo, este bastón era una insignia de su potestad temporal y no un símbolo de su investidura divina, como el báculo que portan los obispos, puesto que el Papa sólo recibe su potestad de Dios, según la conocida frase de Bernardo Bortono de Parma. La forma de esta férula no se conoce bien, pero al parecer se trataba de un asta de madera rematada en uno de sus extremos.
La presentación de la férula era un acto importante, pero no tenía el mismo significado que la imposición del palio en la Misa de coronación del Romano Pontífice. Esta particularidad se debe al deseo de mantener la antigua tradición romana, que se suele justificar acudiendo a una curiosa leyenda, según la cual San Pedro entregó su báculo a San Marcial enviado por él como misionero a las Galias para resucitar a San Autricliniano, compañero suyo, muerto repentinamente en el camino. La práctica cayó en desuso hacia el comienzo del siglo XVI.
El hecho de la que férula papal tuviese un significado de poder temporal explica que los legados puedan usarla de manera transitoria, puesto que representan al Romano Pontífice ahí donde han sido enviados. Lo mismo ocurre con el cardenal que ostenta el cargo de Camarlengo de la Iglesia Católica, pues a éste corresponde el gobierno de los bienes temporales de la Santa Sede mientras dura el período de sede vacante. Cuando el Romano Pontífice nombra a la persona que servirá este cargo, le entrega una férula de oro que simboliza el poder que tendrá cuando él ya no esté.
Cuando correspondía celebrar alguna función en la que el Pontifical Romano preveía el uso del báculo por parte del obispo de modo ritual y no sólo como una ayuda para desplazarse (como sucede en la procesión de entrada y de salida), aquél usaba una cruz procesional, que es la que hoy se mienta como férula y se identifica como una insignia propia del Santo Padre.
Detalle de la llamada "férula de San Pedro" (siglo X), que se conserva en la Catedral de Limburgo (Alemania)
(Foto: Wikipedia)
Como fuere, en el siglo X se alude a la existencia de una ferula pontificalis a propósito de la deposición del papa Benedicto V por el emperador Otón I (964). Sin embargo, este bastón era una insignia de su potestad temporal y no un símbolo de su investidura divina, como el báculo que portan los obispos, puesto que el Papa sólo recibe su potestad de Dios, según la conocida frase de Bernardo Bortono de Parma. La forma de esta férula no se conoce bien, pero al parecer se trataba de un asta de madera rematada en uno de sus extremos.
La costumbre medieval era que, cuando después de su elección el Papa tomaba posesión de la Basílica Lateranense, se le presentaba la férula del prior de San Lorenzo (conocida como Sancta Sanctorum) como “signum regiminis et correctionis”, vale decir, como símbolo de gobierno que incluye el castigo y la penitencia.
La presentación de la férula era un acto importante, pero no tenía el mismo significado que la imposición del palio en la Misa de coronación del Romano Pontífice. Esta particularidad se debe al deseo de mantener la antigua tradición romana, que se suele justificar acudiendo a una curiosa leyenda, según la cual San Pedro entregó su báculo a San Marcial enviado por él como misionero a las Galias para resucitar a San Autricliniano, compañero suyo, muerto repentinamente en el camino. La práctica cayó en desuso hacia el comienzo del siglo XVI.
Estatua de San Silvestre
(Foto: Wikipedia)
El hecho de la que férula papal tuviese un significado de poder temporal explica que los legados puedan usarla de manera transitoria, puesto que representan al Romano Pontífice ahí donde han sido enviados. Lo mismo ocurre con el cardenal que ostenta el cargo de Camarlengo de la Iglesia Católica, pues a éste corresponde el gobierno de los bienes temporales de la Santa Sede mientras dura el período de sede vacante. Cuando el Romano Pontífice nombra a la persona que servirá este cargo, le entrega una férula de oro que simboliza el poder que tendrá cuando él ya no esté.
El Cardenal Bertone, con su férula en la mano, cierra los aposentos papales al comienzo de la sede vacante (2013)
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Cuando correspondía celebrar alguna función en la que el Pontifical Romano preveía el uso del báculo por parte del obispo de modo ritual y no sólo como una ayuda para desplazarse (como sucede en la procesión de entrada y de salida), aquél usaba una cruz procesional, que es la que hoy se mienta como férula y se identifica como una insignia propia del Santo Padre.
Así ocurría, por ejemplo, para la apertura de la Puerta Santa de un jubileo o la consagración de una iglesia. Por lo demás, el no llevar báculo para la procesión de entrada y salida iba ligado al uso de la silla gestatoria: no se usa báculo cuando se es transportado, puesto que no resulta práctico ni necesario. Como era raro que el Papa celebrara alguna de estas funciones solemnes, no era frecuente que se utilizara y, cuando ocurría, el Santo Padre la sostenía en sus manos durante breves momentos: tomaba la férula para golpear tres veces la puerta y para dibujar el alfabeto latino y griego sobre el pavimento de la iglesia. El resto del tiempo la cruz abría la procesión, tras la cual se situaba el Romano Pontífice.
Esta cruz procesional propia de la liturgia papal adoptada dos modalidades. La primera era una variante de la cruz patriarcal, pues conviene recordar que el Obispo de Roma era (hasta la renuncia del título por parte de Benedicto XVI) el Patriarca de Occidente. Ella se forma por tres travesaños de desigual extensión, los que se van reduciendo hacia arriba. Las tres cruces simbolizan, al igual que sucede en la tiara, el triple poder de orden, jurisdicción y magisterio que tiene el Romano Pontífice sobre la Iglesia. La segunda modalidad era similar a la cruz procesional común, que acaba en un cruz sin crucifijo.
La situación cambió a partir del pontificado de Pablo VI. Después de su elección en 1963, el beato Pablo VI encargó al escultor napolitano Lello Scorzelli (1921-1997) un bastón pastoral para las solemnes celebraciones litúrgicas. Confeccionado en plata, éste retomó de la tradicional forma de cruz, pero con el añadido de la figura del Crucificado. Pablo VI la utilizó por primera vez con ocasión de la clausura del Concilio Vaticano II, el 8 de diciembre de 1965. Sucesivamente, adoptó la férula en modo análogo al báculo del obispo, incluso combinándola con la silla gestatoria.
Pío XI abre la Puerta Santa durante el Año Santo de la Redención (1933)
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Esta cruz procesional propia de la liturgia papal adoptada dos modalidades. La primera era una variante de la cruz patriarcal, pues conviene recordar que el Obispo de Roma era (hasta la renuncia del título por parte de Benedicto XVI) el Patriarca de Occidente. Ella se forma por tres travesaños de desigual extensión, los que se van reduciendo hacia arriba. Las tres cruces simbolizan, al igual que sucede en la tiara, el triple poder de orden, jurisdicción y magisterio que tiene el Romano Pontífice sobre la Iglesia. La segunda modalidad era similar a la cruz procesional común, que acaba en un cruz sin crucifijo.
San Juan Pablo II abre la Puerta Santa durante el Jubileo de la Redención (1983)
La situación cambió a partir del pontificado de Pablo VI. Después de su elección en 1963, el beato Pablo VI encargó al escultor napolitano Lello Scorzelli (1921-1997) un bastón pastoral para las solemnes celebraciones litúrgicas. Confeccionado en plata, éste retomó de la tradicional forma de cruz, pero con el añadido de la figura del Crucificado. Pablo VI la utilizó por primera vez con ocasión de la clausura del Concilio Vaticano II, el 8 de diciembre de 1965. Sucesivamente, adoptó la férula en modo análogo al báculo del obispo, incluso combinándola con la silla gestatoria.
Esto significa que, en adelante, ella se lleva con la mano izquierda y se emplea en la procesión de ingreso, la proclamación del Evangelio, el rito de confirmación, la a bendición final y la procesión de salida. La única excepción es la homilía, donde el obispo sí usa el báculo, sin que hasta ahora se haya visto el empleo de la férula por parte del Santo Padre.
Los pontífices que lo sucedieron continuaron usando la férula en las mismas situaciones.
Para el Domingo de Ramos de 2008, el papa Benedicto XVI sustituyó la férula que había confeccionado Lello Scorzelli (usada también por Juan Pablo I, Juan Pablo II y por él mismo druante sus primeros tres años de pontificado) por una que remataba en una cruz dorada, regalada por el Círculo de San Pedro al beato Pío IX en 1877, con ocasión del quincuagésimo aniversario de su ordenación sacerdotal. Este bastón había sido adoptado como férula ya por San Juan XXIII para varias celebraciones litúrgicas durante el Concilio Vaticano II. El propósito tras este cambio fue el de recuperar el uso de una férula sin crucifijo, como ocurría hasta antes del cambio introducido por Pablo VI.
Con la celebración de las Primeras Vísperas de Adviento de 2009, Benedicto XVI comenzó a usar un nuevo báculo, que le fue regalado por el Círculo de San Pedro, similar en la forma al de Pío IX. Éste era más pequeño y además de menor peso (véase aquí la explicación de su simbología por parte de la Oficina de Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice).
El beato Pablo VI con la férula diseñada por Lello Scorzelli
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Pablo VI sobre la silla gestatoria y portando la férula
(Foto: Wikipedia)
Los pontífices que lo sucedieron continuaron usando la férula en las mismas situaciones.
Juan Pablo I con la férula de su predecesor, usando por última vez la silla gestatoria
(Foto: Wikipedia)
San Juan Pablo II
(Foto: Wikipedia)
Benedicto XVI
(Foto: Novus Ordo Watch)
Para el Domingo de Ramos de 2008, el papa Benedicto XVI sustituyó la férula que había confeccionado Lello Scorzelli (usada también por Juan Pablo I, Juan Pablo II y por él mismo druante sus primeros tres años de pontificado) por una que remataba en una cruz dorada, regalada por el Círculo de San Pedro al beato Pío IX en 1877, con ocasión del quincuagésimo aniversario de su ordenación sacerdotal. Este bastón había sido adoptado como férula ya por San Juan XXIII para varias celebraciones litúrgicas durante el Concilio Vaticano II. El propósito tras este cambio fue el de recuperar el uso de una férula sin crucifijo, como ocurría hasta antes del cambio introducido por Pablo VI.
San Juan XXIII con la férula de Pío IX durante el Concilio Vaticano II
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Benedicto XVI con la férula de Pío IX
(Foto: Wikipedia)
Con la celebración de las Primeras Vísperas de Adviento de 2009, Benedicto XVI comenzó a usar un nuevo báculo, que le fue regalado por el Círculo de San Pedro, similar en la forma al de Pío IX. Éste era más pequeño y además de menor peso (véase aquí la explicación de su simbología por parte de la Oficina de Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice).
Benedicto XVI con la nueva férula usada entre 2009 y 2013
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Francisco con la férula de Benedicto XVI
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
El papa Francisco ha usado diversos modelos de férula, incluidos las confeccionadas para el beato Pablo VI y Benedicto XVI.
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)