Ornamentos papales (VII): los anillos del Papa
En una entrada anterior nos hemos referido al anillo que lleva todo obispo como insignia propia de su dignidad, el cual simboliza el desposorio con su iglesia particular, lo que queda patente en las palabras que se dicen durante su consagración episcopal cuando se le impone éste: "Recibe este anillo, signo de fidelidad, y permanece fiel a la Iglesia, esposa santa de Dios". Ahora corresponde tratar aquellos anillos que utiliza el Santo Padre, continuando así la serie de ornamentos papales.La opinión común asocia el "anillo del pescador" (anulum piscatoris) o "piscatorio" como la insignia característica del pontificado romano. El propio Benedicto XVI, en la homilía pronunciada durante la Misa de inicio de su ministerio petrino como obispo de Roma, le atribuía este carácter al decir que "el segundo signo con el cual la liturgia de hoy representa el comienzo del Ministerio petrino es la entrega del anillo del pescador" (el primero de ellos era el palio). Sin embargo, éste no es el único anillo que usa el Santo Padre, y así lo ha demostrado el papa Francisco al volver a la práctica que era habitual hasta hace algunos años.
Pío XII con su anillo pastoral
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Antiguamente existían tres anillos para uso del Papa: el anillo pontificio, el anillo pastoral y el anillo del pescador
El Papa usaba el anillo pontificio cuando celebra pontificalmente. Se trataba de un anillo dotado de un resorte, que permitía adaptarlo a las quirotecas, y que era utilizado en las funciones litúrgicas más solemnes. Excepcionalmente, el Papa no usaba este anillo en la celebración del Oficio de Viernes Santo y cuando presidía la Misas de exequias por algún cardenal, prácticas que todavía se conservan. El día de su coronación, el nuevo Papa recibía un anillo confeccionado especialmente para la ocasión
Anillo pontifical con un camafeo que representa a Pío VII
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
El beato Pablo VI con quirotecas y anillo el día de su coronación
(Foto: Periodista digital)
Conjuntamente con el anterior, el Papa usaba su anillo pastoral, el que se adornaba con un camafeo o piedra tallada, privilegio originariamente exclusivo suyo, de acuerdo con su propio gusto. Éste era su anillo personal, de uso diario y con diseño variable, que el Santo Padre era libre de alternar con cualquier otro.
Así, por ejemplo, San Pío V utiliza un anillo con un rubí rectangular, que se conserva en el Tesoro de San Pedro; San Pío X usaba habitualmente uno con una esmeralda; Pío XII solía usar un anillo confeccionado con uno de los dos aretes de zafiros rodeados de brillantes de su madre; León XIII y el beato Pablo VI tenían varios anillos que intercambiaban, etcétera. De San Juan XIII se cuenta que poseía una vasta colección y que cada día elegía uno distinto.
En octubre de 1962, éste hizo una ofrenda simbólica de uno de ellos a San José, puesto que había encomendado el fruto de los trabajos preparatorios del Concilio a su patrono. Para ese efecto, envió el anillo al santuario polaco de Kalisz, donde se conserva una imagen del Santo Esposo tenida por milagrosa.
La misma razón llevó a este Papa a dictar el decreto Novis hisce temporibus, de 13 de noviembre de 1962, por el que se ordenó la inclusión del nombre del Santo Patriarca en la oración Communicantes del Canon romano.
Estos dos anillos no eran, en definitiva, distintos a los que pudiera usar en iguales condiciones cualquier otro obispo, según en su momento explicábamos. La diferencia residía en realidad en el anillo del pescador, custodiado aparte y que no se llevaba en el dedo, el cual era exclusivo del Romano Pontífice.
Se trataba de un anillo que cumplía las funciones de sello pontificio y que era usado por los Papas para sellar los breves apostólicos y las encíclicas, en los que a continuación de la fecha se consignaba la fórmula "sub Annulo Piscatoris" para autenticarlos. Su nombre proviene de que éste tenía grabado sobre cristal de roca la imagen de San Pedro en una barca echando las redes, bordeado por el nombre en latín del Papa que en ese momento ocupaba la sede.
Recuerda así el antiguo oficio de pescador del apóstol San Pedro, cuyo sucesor es el Pontífice reinante, a quien Cristo ordenó ser "pescador de hombres" (Mc 1, 17; Lc 5, 10).
Su origen no remonta a San Pedro, como algunos autores han pretendido, sino que comienza a usarse a partir de comienzos del segundo milenio. La primera mención a su existencia se encuentra en una carta de Clemente IV (1265-1268) a su sobrino Pedro Grossi, datada el 7 de marzo de 1265, vale decir, dos días después de cumplirse un mes de su elección, donde aquél le dice: "Non ti scriviamo sotto la bolla de nostro casato, ma sotto il sigillo del pescatore, del quale i romani pontefici fanno uso nelle scritture segrete"
Esta referencia hace pensar que el mentado anillo se venía usando desde hacía algún tiempo en la correspondencia privada del Romano Pontífice para presionar el lacre con que ésta se cerraba, mientras que los documentos oficiales se sellaban con un cuño sobre un sello de plomo.
Este sello que pendía de ciertos documentos pontificios y que por un lado representaba las cabezas de san Pedro y san Pablo y por el otro lleva el nombre del Papa, recibía el nombre de bula, de donde pasó a designar los documentos de ese mismo nombre (conocidos como bulas papales o bulas pontificias).
Fue a partir del pontificado de Martín V (1417-1431) cuando se empezaron a sellar con el famoso anillo también los breves dirigidos a obispos y cardenales, empleando para ello un lacre rojo especial. Desde 1600, el sello se puso en el reverso y no al final del documento.
Antes de la aparición del anillo piscatorio, cuya data exacta es desconocida, el Papa sellaba su correspondencia privada con su propio anillo personal. De ellos se conserva el de Deodato I (615-618), con la representación del Buen Pastor y el Alfa y la Omega. Esto explica que, a diferencia del anillo que el Santo Padre llevaban habitualmente y que podía ser muy rico, el anillo piscatorio siempre fue de escaso valor material, pues su función era más bien instrumental. A su vez, ella trajo consigo una desvinculación física del anillo con la persona del Papa. Con el tiempo, empero, aquél comenzó a confeccionarse en oro macizo.
Paulatinamente, se impuso la costumbre de que cada sumo pontífice portase un anillo hecho con los restos del usado por el anterior. En él se grababa un nuevo sello, el cual correspondía en exclusiva al Obispo de Roma quien, como sucesor del apóstol San Pedro, comporta la cabeza visible de la Iglesia católica y detenta sobre ella una potestad suprema, plena, inmediata y universal.
El anillo del pescador era puesto por el Camarlengo en el dedo anular de la mano derecha del Papa después de que éste había aceptado e cargo, para pasar de inmediato al Maestro de Ceremonias que se encargaba de grabar el nombre adoptado por el neoelecto. Una vez grabado, su custodia correspondía al Maestro de Cámara Pontificio. A su vez, un Cardenal de la Curia y, posteriormente, el Secretario de Breves tenía una copia para el sellado de los documentos oficiales. Esta réplica fue reemplazada después por un sello de plomo de mayor tamaño, el cual desde 1842 sustituyó completamente la función de autenticación que tenía el anillo del pescador. Por entonces se reemplazó también el lacre rojo por una tinta de igual color. Así pues, la situación era similar a la existente en Gran Bretaña con el Lord guardián del Sello Privado (Lord Privy Seal), quien era responsable del sello personal del monarca, mientras que el Gran Sello Real permanecía bajo la custodia del Lord Canciller. Con la supresión de la Cancillería por el motu propio Aptius quo (1973) del beato Pablo VI, la conservación del anillo del pescador pasó a la Secretaría de Estado.
Dada su función, el anillo del pescador siempre permanecía en Roma, aunque el Papa viajase fuera. Por ejemplo, cuando el general Étiene Radet (1762-1825) llegó hasta el Palacio del Quirinal para detener a Pío VII (1800-1823), éste previo a su salida rayó la superficie del anillo para dejarlo inútil como sello. Como el propio Papa le dijo a su captor después de cenar y escuchar las razones de su detención, "un soberano que no tiene de qué vivir más que con una corona al día no es un hombre que se deja intimidar fácilmente". Durante el tiempo que estuvo ausente de Roma, se sellaron los breves y bulas con un anillo de hierro en forma de escudo romano, con las figura de los Apóstoles, Pedro con las llaves y Pablo con la espada y un libro. En torno a ellos, la inscripción "Pius Papa VII" y, debajo, "Pro an. piscatorio". Hasta Benedicto XVI, éste era el único caso registrado en que el anillo del pescador se había inutilizado en vida de su titular.
La costumbre de destruir solemnemente el anillo del pescador a la muerte del papa comenzó con el deceso de León X (1513-1521), pues hasta entonces sólo se sustituía el sello por otro trozo de cristal. Desde ese momento, tras el reconocimiento y consignación por parte de un médico de la cesación de las funciones vitales del Santo Padre, un Notario de Cámara recibía el anillo del Maestro de Cámara y se lo entregaba al Camarlengo para su destrucción. Lo propio hacía la Cancillería con el sello en poder del Secretario de Breves, que se destruía conjuntamente con el anillo al que sustituía. En presencia de la congregación de cardenales, el Camarlengo inutiliza el anillo con dos cortes en forma de cruz efectuados con una cizalla, y el sello golpeándolo con un martillo de plata hasta deformarlo completamente. El material era utilizado para confeccionar el nuevo anillo destinado al siguiente papa.
Después del Concilio Vaticano II, el uso del anillo pontifical cayó en desuso al dejar de utilizarse las quirotecas en la Misa papal. No ocurrió lo mismo con los otros dos anillos, aunque su uso ha sido diverso por parte de Juan Pablo I, San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.
Aunque la Constitución apostólica Romano Pontifici eligendo (1975) preveía que "el Pontífice será coronado por el cardenal protodiácono" (núm. 92), Juan Pablo I prefirió decantarse por algo más simple y encargó a Virgilio Noè, maestro de ceremonias de la Casa Pontificia, que diseñase una ceremonia nueva para la Misa de inauguración de su pontificado. En ella le fue entregado el palio y el anillo del pescador. Sin embargo, este Papa solía llevar como anillo una ancha banda de oro similar en diseño a aquel que se había regalado a los obispos al finalizar el Concilio Vaticano II.
San Juan Pablo II mantuvo la Misa inaugural de inicio de pontificado en reemplazo de la antigua coronación. Pero al igual que su antecesor no usaba de diario el anillo del pescador, sino que lucía uno adornado con un ancho crucifijo de oro en el centro que había pertenecido al beato Pablo VI y donde estaba representado San Pedro como en una cátedra sobre una barca. Para los fines respectivos, usaba un sello de forma oval. La Constitución apostólica Universi Domini gregis (1996) elimino cualquier referencia a la coronación, reemplazádola por una "solemne ceremonia de inauguración del pontificado" (núm. 92).
San Juan XXIII toma posesión de la Basílica de San Juan de Letrán mediante la entrega de sus llaves
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Estos dos anillos no eran, en definitiva, distintos a los que pudiera usar en iguales condiciones cualquier otro obispo, según en su momento explicábamos. La diferencia residía en realidad en el anillo del pescador, custodiado aparte y que no se llevaba en el dedo, el cual era exclusivo del Romano Pontífice.
Se trataba de un anillo que cumplía las funciones de sello pontificio y que era usado por los Papas para sellar los breves apostólicos y las encíclicas, en los que a continuación de la fecha se consignaba la fórmula "sub Annulo Piscatoris" para autenticarlos. Su nombre proviene de que éste tenía grabado sobre cristal de roca la imagen de San Pedro en una barca echando las redes, bordeado por el nombre en latín del Papa que en ese momento ocupaba la sede.
Recuerda así el antiguo oficio de pescador del apóstol San Pedro, cuyo sucesor es el Pontífice reinante, a quien Cristo ordenó ser "pescador de hombres" (Mc 1, 17; Lc 5, 10).
Anillo de Sixto IV con el sello sustituido
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Su origen no remonta a San Pedro, como algunos autores han pretendido, sino que comienza a usarse a partir de comienzos del segundo milenio. La primera mención a su existencia se encuentra en una carta de Clemente IV (1265-1268) a su sobrino Pedro Grossi, datada el 7 de marzo de 1265, vale decir, dos días después de cumplirse un mes de su elección, donde aquél le dice: "Non ti scriviamo sotto la bolla de nostro casato, ma sotto il sigillo del pescatore, del quale i romani pontefici fanno uso nelle scritture segrete"
Esta referencia hace pensar que el mentado anillo se venía usando desde hacía algún tiempo en la correspondencia privada del Romano Pontífice para presionar el lacre con que ésta se cerraba, mientras que los documentos oficiales se sellaban con un cuño sobre un sello de plomo.
Este sello que pendía de ciertos documentos pontificios y que por un lado representaba las cabezas de san Pedro y san Pablo y por el otro lleva el nombre del Papa, recibía el nombre de bula, de donde pasó a designar los documentos de ese mismo nombre (conocidos como bulas papales o bulas pontificias).
Fue a partir del pontificado de Martín V (1417-1431) cuando se empezaron a sellar con el famoso anillo también los breves dirigidos a obispos y cardenales, empleando para ello un lacre rojo especial. Desde 1600, el sello se puso en el reverso y no al final del documento.
Sello de lacre de Clemente XII
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Sello de plomo del beato Pío IX
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Antes de la aparición del anillo piscatorio, cuya data exacta es desconocida, el Papa sellaba su correspondencia privada con su propio anillo personal. De ellos se conserva el de Deodato I (615-618), con la representación del Buen Pastor y el Alfa y la Omega. Esto explica que, a diferencia del anillo que el Santo Padre llevaban habitualmente y que podía ser muy rico, el anillo piscatorio siempre fue de escaso valor material, pues su función era más bien instrumental. A su vez, ella trajo consigo una desvinculación física del anillo con la persona del Papa. Con el tiempo, empero, aquél comenzó a confeccionarse en oro macizo.
Sello para lacre de Pío IV, con el que se sellaron todos los documentos del Concilio de Trento
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Paulatinamente, se impuso la costumbre de que cada sumo pontífice portase un anillo hecho con los restos del usado por el anterior. En él se grababa un nuevo sello, el cual correspondía en exclusiva al Obispo de Roma quien, como sucesor del apóstol San Pedro, comporta la cabeza visible de la Iglesia católica y detenta sobre ella una potestad suprema, plena, inmediata y universal.
El anillo del pescador era puesto por el Camarlengo en el dedo anular de la mano derecha del Papa después de que éste había aceptado e cargo, para pasar de inmediato al Maestro de Ceremonias que se encargaba de grabar el nombre adoptado por el neoelecto. Una vez grabado, su custodia correspondía al Maestro de Cámara Pontificio. A su vez, un Cardenal de la Curia y, posteriormente, el Secretario de Breves tenía una copia para el sellado de los documentos oficiales. Esta réplica fue reemplazada después por un sello de plomo de mayor tamaño, el cual desde 1842 sustituyó completamente la función de autenticación que tenía el anillo del pescador. Por entonces se reemplazó también el lacre rojo por una tinta de igual color. Así pues, la situación era similar a la existente en Gran Bretaña con el Lord guardián del Sello Privado (Lord Privy Seal), quien era responsable del sello personal del monarca, mientras que el Gran Sello Real permanecía bajo la custodia del Lord Canciller. Con la supresión de la Cancillería por el motu propio Aptius quo (1973) del beato Pablo VI, la conservación del anillo del pescador pasó a la Secretaría de Estado.
Bula con el sello de San Juan XXIII
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Dada su función, el anillo del pescador siempre permanecía en Roma, aunque el Papa viajase fuera. Por ejemplo, cuando el general Étiene Radet (1762-1825) llegó hasta el Palacio del Quirinal para detener a Pío VII (1800-1823), éste previo a su salida rayó la superficie del anillo para dejarlo inútil como sello. Como el propio Papa le dijo a su captor después de cenar y escuchar las razones de su detención, "un soberano que no tiene de qué vivir más que con una corona al día no es un hombre que se deja intimidar fácilmente". Durante el tiempo que estuvo ausente de Roma, se sellaron los breves y bulas con un anillo de hierro en forma de escudo romano, con las figura de los Apóstoles, Pedro con las llaves y Pablo con la espada y un libro. En torno a ellos, la inscripción "Pius Papa VII" y, debajo, "Pro an. piscatorio". Hasta Benedicto XVI, éste era el único caso registrado en que el anillo del pescador se había inutilizado en vida de su titular.
El arresto de Pío VII desde el Palacio del Quirinal (Museo Chiaramonti)
(Imagen: Wikipedia)
La costumbre de destruir solemnemente el anillo del pescador a la muerte del papa comenzó con el deceso de León X (1513-1521), pues hasta entonces sólo se sustituía el sello por otro trozo de cristal. Desde ese momento, tras el reconocimiento y consignación por parte de un médico de la cesación de las funciones vitales del Santo Padre, un Notario de Cámara recibía el anillo del Maestro de Cámara y se lo entregaba al Camarlengo para su destrucción. Lo propio hacía la Cancillería con el sello en poder del Secretario de Breves, que se destruía conjuntamente con el anillo al que sustituía. En presencia de la congregación de cardenales, el Camarlengo inutiliza el anillo con dos cortes en forma de cruz efectuados con una cizalla, y el sello golpeándolo con un martillo de plata hasta deformarlo completamente. El material era utilizado para confeccionar el nuevo anillo destinado al siguiente papa.
Después del Concilio Vaticano II, el uso del anillo pontifical cayó en desuso al dejar de utilizarse las quirotecas en la Misa papal. No ocurrió lo mismo con los otros dos anillos, aunque su uso ha sido diverso por parte de Juan Pablo I, San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.
Aunque la Constitución apostólica Romano Pontifici eligendo (1975) preveía que "el Pontífice será coronado por el cardenal protodiácono" (núm. 92), Juan Pablo I prefirió decantarse por algo más simple y encargó a Virgilio Noè, maestro de ceremonias de la Casa Pontificia, que diseñase una ceremonia nueva para la Misa de inauguración de su pontificado. En ella le fue entregado el palio y el anillo del pescador. Sin embargo, este Papa solía llevar como anillo una ancha banda de oro similar en diseño a aquel que se había regalado a los obispos al finalizar el Concilio Vaticano II.
Juan Pablo I y su anillo pastoral
(Foto: Cinco minutos con Jesús)
Anillo que el beato Pablo VI regaló a los padres conciliares tras la clausura del Concilio Vaticano II
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
San Juan Pablo II mantuvo la Misa inaugural de inicio de pontificado en reemplazo de la antigua coronación. Pero al igual que su antecesor no usaba de diario el anillo del pescador, sino que lucía uno adornado con un ancho crucifijo de oro en el centro que había pertenecido al beato Pablo VI y donde estaba representado San Pedro como en una cátedra sobre una barca. Para los fines respectivos, usaba un sello de forma oval. La Constitución apostólica Universi Domini gregis (1996) elimino cualquier referencia a la coronación, reemplazádola por una "solemne ceremonia de inauguración del pontificado" (núm. 92).
De hecho, este Papa regaló dos veces su anillo pastoral. La primera ocasión fue durante su visita a Río de Janeiro en 1980, cuando le dio su anillo al Rvdo. Italo Coelho, párroco de la favela de Vidigal. La segunda vez tuvo lugar en 2004, cuando repitió el gesto de San Juan XXIII e hizo ofrenda de su anillo a San José. Éste fue puesto por S.E.R Franciszek Macharskiel, Arzobispo de Cracovia, en la tela de un cuadro del Santo Patriarca que se encuentra la iglesia de los carmelitas descalzos de Wadowice, ciudad natal de Karol Wojtyła.
Mientras que los rituales usados por los Papas recién referidos eran provisionales, el empleado por Benedicto XVI no lo fue. Todavía bajo Juan Pablo II, la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias había preparado una versión permanente del ritual para ser sometida a revisión y aprobación por parte de quien fuese elegido como su sucesor.
Anillo pastoral utilizado por San Juan Pablo II
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Sello empleado para autenticar los documentos durante el pontificado de San Juan Pablo II, debidamente anulado tras su muerte
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Mientras que los rituales usados por los Papas recién referidos eran provisionales, el empleado por Benedicto XVI no lo fue. Todavía bajo Juan Pablo II, la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias había preparado una versión permanente del ritual para ser sometida a revisión y aprobación por parte de quien fuese elegido como su sucesor.
El Ordo fue aprobado por Benedicto XVI a través del rescripto Ex audientia Summi Pontificis el 20 de abril de 2005, vale decir, el día siguiente de su elección como Sumo Pontífice, siendo publicado enseguida por la Libreria Editrice Vaticana con el título de Ordo Rituum pro Ministerii Petrini Initio Romae Episcopi (Orden de los rituales para el inicio del ministerio petrino del Obispo de Roma).
En dicha ceremonia, ante la desaparición de los símbolos litúrgicos propios del Santo Padre, desde la tiara al fanón, se quiso dar un nuevo sentido al anillo del pescador, ya no como sello sino como insignia peculiar del Romano Pontífice.
En dicha ceremonia, ante la desaparición de los símbolos litúrgicos propios del Santo Padre, desde la tiara al fanón, se quiso dar un nuevo sentido al anillo del pescador, ya no como sello sino como insignia peculiar del Romano Pontífice.
Desde ese momento, y como el propio Papa expuso en la homilía antes citada, el piscatorio pasó a ser uno de los elementos materiales que caracterizan al ministerio pretrino del Obispo de Roma junto con el palio, el cual también se quiso distinguir en su diseño del que emplean los metropolitanos.
En el nuevo rito, la entrega del anillo está a cargo del Decano del Colegio Cardenalicio, mientras que el Cardenal protodiácono es quien pone el palio sobre los hombros del nuevo papa. Con Benedicto XVI, entonces, el anillo del pescador comenzó a ser utilizado durante todo el pontificado, desde que le fue impuesto en la mentada Misa de inicio de su ministerio petrino y hasta que se lo inutilizó como signo de la sede vacante.
Después de su elección, a Benedicto XVI le fueron presentados dos diseños de anillo del pescador para que escogiese, ambos del orfebre romano Claudio Franchi. El Papa eligió el que presentaba líneas más clásicas, confeccionado en oro amarillo satinado y oro blanco, y que medía 3 x 2,7 x 2,8 cm.
Tras su renuncia, el anillo del pescador de Benedicto XVI no fue destruido, sino sólo marcado con una cruz para anularlo. Esto explica que al día de hoy, dada su calidad de Papa emérito, todavía lo use en vez del anillo pastoral que empleaba previo a su elección.
Al igual que su antecesor, el papa Francisco recibió el anillo del pescador en la Misa de inicio de su pontificado de manos del Cardenal Decano. Sin embargo, suele utilizar comúnmente uno más simple, que es el anillo pastoral que ha usado desde que fue consagrado obispo auxiliar de Buenos Aires. Rara vez usa otro, fabricado en una joyería Capdevilla de Barcelona, que le regaló un cardenal y que también es muy sencillo. Además, su anillo del pescador presenta algunas diferencias con el precedente: en él no parece San Pedro pescando, sino con las llaves, y fue fabricando en plata bañada en oro, puesto que no se utilizó el material de su antecesor. Su autor es el orfebre italiano Enrico Manfrini. En las ocasiones más importantes, el Papa lleva este anillo y no el propio
Benedicto XVI besa el altar al comienzo de la Misa de inicio del ministerio petrino del Obispo de Roma. A su derecha, dispuesto sobre una bandeja para su bendición, se encuentra el cofre con el anillo del pescador que le sería impuesto por el Cardenal Ángelo Sodano
Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Después de su elección, a Benedicto XVI le fueron presentados dos diseños de anillo del pescador para que escogiese, ambos del orfebre romano Claudio Franchi. El Papa eligió el que presentaba líneas más clásicas, confeccionado en oro amarillo satinado y oro blanco, y que medía 3 x 2,7 x 2,8 cm.
Benedicto XVI con el modelo de anillo finalmente elegido
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
El otro diseño de anillo del pescador que le fue propuesto a Benedicto XVI
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
Tras su renuncia, el anillo del pescador de Benedicto XVI no fue destruido, sino sólo marcado con una cruz para anularlo. Esto explica que al día de hoy, dada su calidad de Papa emérito, todavía lo use en vez del anillo pastoral que empleaba previo a su elección.
Benedicto XVI saluda al papa Francisco durante su encuentro de 28 de junio de 2016
(Foto: Yahoo News)
Al igual que su antecesor, el papa Francisco recibió el anillo del pescador en la Misa de inicio de su pontificado de manos del Cardenal Decano. Sin embargo, suele utilizar comúnmente uno más simple, que es el anillo pastoral que ha usado desde que fue consagrado obispo auxiliar de Buenos Aires. Rara vez usa otro, fabricado en una joyería Capdevilla de Barcelona, que le regaló un cardenal y que también es muy sencillo. Además, su anillo del pescador presenta algunas diferencias con el precedente: en él no parece San Pedro pescando, sino con las llaves, y fue fabricando en plata bañada en oro, puesto que no se utilizó el material de su antecesor. Su autor es el orfebre italiano Enrico Manfrini. En las ocasiones más importantes, el Papa lleva este anillo y no el propio
El papa Francisco recibe el anillo del pescador de parte del Cardenal Angelo Sodano durante la Misa de inicio de su ministerio petrino como Obispo de Roma
(Foto: Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española)
El anillo pastoral que el papa Francisco usa desde sus tiempos de obispo auxiliar de Buenos Aires
(Foto: Takepart)
El anillo confeccionado para el papa Francisco por la joyería Capdevilla
(Foto: La Vanguardia)