Alimentados con una teología que se ceñía a la dignidad divina, durante un tiempo se creyó que los niños que morían sin haber cometido pecados personales, pero que no habían sido bautizados, experimentaban un estado en el Limbo. Pero si Dios es amor y él quiere que todos los hombres se salven, ¿por qué Dios no podría tener un modo diverso para salvar a quienes sin culpa han sido llamados a su presencia?
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Sesión 27- Promesas de Jesús: "Les enviaré el Espíritu Santo"
Cuando Jesús estaba a punto de regresar a la casa del Padre les prometió a sus apóstoles que ellos jamás estarían solos; que él no los abandonaba, sino que así como él había sido un abogado para ellos delante del Padre, así el Padre les enviaría otro abogado, pero este abogado sería para ellos consuelo, descaánso y delicia en este mundo: fue así como Dios coronó la obra de su Hijo Jesús, enviándonos al Espíritu de su amor, para que nos dirigiera y guiara, y así, llevarnos seguros a su encuentro
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Sesión 28- Promesas de Jesús: "Los dones y carismas del Espíritu Santo"
La iglesia confiesa que el amor que hay entre el Padre y el Hijo no es otro que el Espíritu Santo, el que hace realidad el amor, la vida, la plenitud, la perfección y la fidelidad a Jesús. El Espíritu Santo infunde en la iglesia y en el corazón de cada cristiano los dones y carismas que le capacitan a la comunidad eclesial y al cristiano ser la perfecta imagen del Señor Jesús.
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Sesión 29- La Iglesia: Cuerpo de Cristo
Pablo nos dice que somos cuerpo de Cristo, Él es la cabeza y nosotros somos sus miembros. Cada miembro está a disposición del resto, para beneficio de todo el cuerpo; la unidad del cuerpo contribuye al bien de todos, pues si uno sufre todos lo hacen con él. Como cuerpo de Cristo, continuamos su obra, siendo Jesús en medio de los hombres.
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Sesión 30- La Iglesia: Esposa de Cristo
Los apóstoles Juan y Pablo comparan la relación de Cristo y la iglesia con la relación que se da en el matrimonio. Y así, como el matrimonio querido por Dios, supone una estrecha unidad indisoluble, un amor fiel y una solidaridad permanente que produzca frutos. Así es la unión del fiel con Cristo mediante la Iglesia.
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