Capítulo IV. María en el primitivo kerigma cristiano


1. Introducción

En el 1er kerigma, centrado en Jesús, no aparece María (no posee especiales funciones). Aparece 1 vez en Hch 1,14.
2. Gálatas 4,4-5

Texto fundamentalmente cristológico, con consecuencias mariológicas muy interesantes. Las interpretaciones marianas se pueden reagrupar en dos:

a) Quienes han visto en estos vers. una declaración de la virginidad, de la maternidad divina y espiritual: la mujer de la que nace Cristo es la Madre del Hijo preexistente enviado del Padre al llegar la plenitud de los tiempos.

n La utilización del término genomenon (nacido) y no del genomenon (engendrado) expresa, según estos teólogos, la concepción virginal, ya que «este Hijo nacido de una mujer, no obstante no fue engendrado por un hombre, o sea, no tuvo padre carnal». Por otra parte, el texto presenta una estructura quiástica.

b) Otros estudios no son tan optimistas. Afirmando la maternidad divina, no ven en los vers. una manifestación de la virginidad.

n Para éstos genomenon ek gynaikos (natum exmuliere), indica solamente la condición humana de Cristo, pues se sabe que la expresión hebrea ´adam yelûd ´issah -el ser humano nacido de mujer- es de uso común en el judaísmo. Expresiones muy semejantes en el N.T., y en Qumram indican simplemente el carácter humano.

n Otro argumento. La construcción quiástica de los versículos conlleva que el movimiento antitético de 2) se tenga que repetir en 1). Por tanto, no puede haber en éste nada que llame la atención y que distinga a Cristo del resto de los hombres; más bien expresa el abajamiento del Hijo preexistente que se coloca al nivel de los demás hombres. inferir el nacimiento virginal rompería el ritmo expositivo.

n Sin embargo, la no explicitación de la virginidad de María en esta pericona, no la excluye; antes bien, según otros teólogos, este texto, por el género adoptado, está abierto a afirmaciones complementarias que otros escritos neotestamentarios pueden ofrecer del nacimiento de Cristo.

n Parece que el Apóstol contempla la misión del Verbo como algo posterior al nacimiento.

· Desde un punto de vista entitativo es previa la misión al nacimiento de Cristo; sin embargo, desde una perspectiva lógica se puede afirmar que la Redención es un misterio de solidaridad: la obtención de la filiación adoptiva divina exige la humanización del Hijo Unigénito; es decir, reclama el nacimiento de mujer.

· Por tanto, este hecho no es algo accidental, sino que este nacimiento constituye la plenitud de los tiempos y el comienzo de la época escatológica. La proyección mariológica que está contenida, al menos implícitamente, en esta pericona es clara: la Madre de Cristo está íntimamente legada a la Historia de la Salvación.
3. Marcos 3,31-35

San Marcos cita a la Madre de Jesús en dos textos: 3,31-35 y 6,3. El primero ha sido considerado por algunos como antimariológico, debido a que parece aludir a diversos defectos en María (p.e., San Juan Crisóstomo y Tertuliano en su época montanista).

n Algunos teólogos actuales, influidos por la crítica liberal protestante, interpretan también negativamente este pasaje.


· Lo relacionan con Mc 3,20-21. Ambos textos constituyen, según estos autores, una misma escena, que el evangelista ha separado colocando una disputa con los escribas sobre el poder de Jesús.

· Afirmarán incluso que la supresión de la pericona de Marcos en los otros sinópticos es una muestra más de la oposición entre Jesús y su familia.

· Mateo y Lucas no la incluyen, o bien por decoro con María, o bien para no dañar la imagen de Santiago el Menor, pariente de Jesús y una de las columnas de la Iglesia Apostólica.

n No es tan evidente, sin embargo, la conexión entre ambos textos.

· En primer lugar, la expresión griega hoi par´autou significa «sus familiares» en sentido lato -comprendidos los siervos, esclavos -o «sus parientes» en general. Incluso cabe la traducción de «sus amigos».

· Todavía es más incierto el sujeto de elegon (decían). Según Danieli (María e i fratelli di Gesù nel vangelo di Marcos, 1978), nos encontramos ante un plural indefinido utilizado varias veces por San Marcos y precisamente con el verbo lego, que equivale a un «se decía». Con esta hipótesis, no son los familiares los que juzgan peyorativamente a Jesús, sino la muchedumbre.

· Además el aoristo exeste -que hemos traducido «está fuera de sí»- no se corresponde exactamente con la traducción habitual -estar enajenado, estar alocado, no estar cuerdo-, pues siempre que en los evangelios se utiliza tal verbo (4 veces en Mc, 3 en Lc, 1 en Mt) se hace referencia, no a la locura, sino a «estar fuertemente sorprendido debido a algo extraordinario».

n Finalmente, tampoco está claro que estos dos textos pertenezcan a la misma escena.

· Hay datos que muestran su distinción: el primero se desarrolla dentro de la casa y en un ambiente de aglomeración; el segundo sucede fuera -quizá en el campo- en un clima de serenidad.

· Además, el evangelista cuida mucho distinguir claramente a los interlocutores de cada pericona: en Mc 3,20-21 son «los parientes» y en Mc 3,31-35 son «la madre de Jesús y sus hermanos».

n Centrándonos ya exclusivamente en los versículos de Mc 3,31-35, a pesar de los textos aducidos anteriormente -que son una excepción-, hay una fuerte tradición patrística que los valora positivamente. Por ejemplo: San Agustín en el Sermón 25, igualmente el Pseudo-Justino en Quaestiones et responsiones ad orthodoxos.

n Según Braum (La Mère des Fidèles, 1954), la actitud de Cristo en este pasaje es una manifestación de lo que él denomina «la ley de la separación».

· Desde el momento en que Jesús comienza su vida pública, desea permanecer independiente de los lazos de la sangre, para estar totalmente sometido a la voluntad del Padre celestial.

· La severidad de sus palabras es sólo aparente, pues intenta hacer notar la trascendencia absoluta del Mesías en su misión salvadora.

n Estudio del estilo gramatical de Mc 3,31-35, Kruse (Die dialektische Negation als semitische Idiom, 1954):

· Está redactado según las reglas de «negación dialéctica», pues en el lenguaje bíblico -muy condicionado por el hebreo-, una proposición negativa (A) seguida de una contraria afirmativa (B), no forma una negación absoluta, sino relativa, cuya interpretación puede formularse: «No tanto A, cuanto B».

· Siguiendo esta regla puede leerse el texto de la siguiente forma: «no tanto quien es mi madre en el orden natural es grande en el reino de Dios, cuanto más bien quien desciende del Padre celestial por el cumplimiento de su voluntad».

n El Papa Juan Pablo II en la encíclica Redemptoris Mater, nº20 contempla en esta escena una dimensión más profunda en la relación de María con Jesús que la meramente biológica o carnal.

· Hace hincapié en la «maternidad en la dimensión del reino de Dios», que situada en la esfera de los valores espirituales, adquiere una significación más plena, convirtiéndose la Madre «en cierto sentido, en la primera discípula de su Hijo, la primera a la cual parece decir “sígueme”, aun antes de dirigir esa llamada a los apóstoles o a cualquier persona.

n Relacionando esta pericona con Mc 10,29-30 aparecen nuevas perspectivas que dan luz al pensamiento del Mesías.

4. Marcos 6,1-3

Este relato ubicado en Nazaret nos muestra perfiles muy sugestivos del ambiente y de la significación de María entre sus conciudadanos. Comparando el texto que aquí queremos analizar -«¿No es este el carpintero, el hijo de María?»- con los pasajes paralelos de los otros evangelios, se aprecian unas ligeras, pero interesantes variantes con Mt 13,55; Lc 4,22 y Jn 6,42.

n He aquí las divergencias más salientes:

a) sólo el texto de Marcos califica a Jesús como carpintero;

b) sólo en Marcos falta la mención al padre de Jesús.

n La primera discordancia tiene poca importancia, pues es coherente que el hijo del carpintero sea también del mismo oficio que su padre. En el fondo nos muestra el origen humilde y poco instruido de Jesús, en contraste con su actual prestigio de maestro de la Ley.

n La segunda diferencia tiene más importancia desde nuestro punto de vista. ¿Qué sentido tiene que Marcos, en contraste con los demás evangelistas, no cite a José y use la expresión «hijo de María»? Cinco son las explicaciones que se han dado.

1. Algunos han sugerido que «hijo de María» es una frase coloquial, propia de un ambiente reducido de pueblo, que designa a una persona bien conocida. Sin embargo, parece que este carácter coloquial está fuera del contexto de la pericona, que denota un ambiente de incomprensión y rechazo.

2. Otros ven en esta frase un deseo, por parte de Mc, de remarcar el carácter humano de Jesús, indicando su profesión y nacimiento de mujer. El texto sería equiparable a Gal 4,4, donde se afirma que Jesús es «nacido de mujer». No es evidente que ésta sea la mente del evangelista, pues las personas que tildan a Jesús de carpintero e hijo de María, son aquellas que no aceptan su autoridad, con las que, por supuesto, Marcos no está de acuerdo.

3. El hagiógrafo alude implícitamente a la concepción virginal de Jesús. Para ello altera intencionalmente la tradición oral -«el hijo del carpintero y de María»- convirtiéndola en «el carpintero, el hijo de María» con objeto de prescindir del padre humano. Aunque es posible tal hipótesis, pues se acomoda al estilo de Mc, que relaciona a Jesús exclusivamente con el Padre celestial y con María, hay algunos inconvenientes difíciles de sortear: 1º, los dos evangelistas de la infancia del Señor, que sostienen explícitamente la virginidad de María, no tienen inconveniente en designar a Jesús está puesta en boca de los aldeanos de Nazaret. Habría, pues, que explicar cómo accedieron a ese conocimiento; 2º, no se entiende la extrañeza de la gente, sobre la dignidad y autoridad del «hijo de María».

4. Otros estiman que los nazarenos desean tratar despectivamente a Jesús, por eso le denominan el carpintero, o sea, un simple artesano inculto; además al decir «el hijo de María» están poniendo en duda a su padre; en otros términos, Jesús es hijo ilegítimo. Stauffer sostiene que esta frase en un contexto samaritano y mandeo (?) tiene un sentido peyorativo. Esta teoría fue un argumento con el que los judíos posteriores a Cristo intentaron desprestigiar a los cristianos; así en el Talmud se pretende vituperar a Jesús de una forma ofensiva apodándole Benpantera (hijo de Pantera, nombre común de los legionarios romanos, convertido en propio). Esta tesis es también afirmada por el pagano Celso y rebatida por Orígenes (Contra Celsum) y Eusebio (Eglogae Propheticae). No es sostenible esta explicación por los siguientes motivos:

- en la Biblia la sola filiación materna no es señal de filiación legítima.

- La alusión que San Marcos hace en esta pericona sería muy sutil y no inteligible al público para el que está dirigido este evangelio. De hecho, a veces, tiene que explicar las costumbres judías más elementales;

- no consta que esta calumnia surgiera en tiempos de Cristo, sino que es fruto de la polémica judía anticristiana. El apodado Benpantera, parece que procede de la adulteración del término parthenos (virgen).

5. Finalmente, algunos estudiosos interpretan esta frase en el sentido de que José ha muerto y por ello no se le menciona. Los habitantes de Nazaret citan a los parientes de Jesús que en ese momento conviven con ellos y no a los difuntos. Esta explicación satisface y justifica también la ausencia de José en el relato de Marcos antes estudiado (3,31-35). Bajo esta perspectiva esta pericona no aporta ningún dato a la persona de María.