¿Que opinión nos dan Lutero, Calvino y otros?

por: Gonzalo Marignac

“Si el mundo dura mucho tiempo, será necesario de nuevo, tomando en cuenta las diferentes interpretaciones de la Escritura que ahora existen, preservar le unidad de la fe que recibimos de los Concilios y decretos [de la Iglesia Católica] y volar hacia ellos como refugio”.

Martín Lutero en su Comentario sobre San Juan dijo:
"Estamos obligados de admitir a los Papistas que ellos tienen la Palabra de Dios, que la hemos recibido de ellos, y que sin ellos no tendríamos ningún conocimiento de ésta". "Concedemos –como debido- que mucho de lo que ellos (la Iglesia Católica) dicen, es verdad: que el Papado tiene la palabra de Dios y el oficio de los Apóstoles, y que hemos recibido la Sagrada Escritura, el Bautismo, los Sacramentos y el pulpito de ellos. ¿Qué sabríamos de esto si no fuera por ellos?"

Sermón del Evangelio de San Juan, capítulos 14-16 (1537) en el Vol. 24 de LOS TRABAJOS DE LUTERO, San Luis, Missouri, Concordancia, 1961, 304.
División
(De Wette III, 61. Citado en O’Hare, Los hechos de Lutero, 208.) "Este no escuchará del bautismo, aquél niega el sacramento, el otro pone un mundo de diferencia entre éste y el ultimo día: Algunos enseñan que Cristo no es Dios, otros enseñan esto y aquellos lo otro: existen tantas sectas y credos como hay cabezas. Ningún patán es tan rudo como cuando tiene sueños y fantasías, cree haber sido inspirado por el Espíritu Santo y ser un profeta."
Lutero:"Hombres de alcurnia, ciudadanos, campesinos, todas las clases entienden el Evangelio mejor que yo o San Pablo; ahora son sabios y se piensan más educados que todos los ministros."(Walch XIV, 1360. Dicho en O’Hare, Ibíd. , 209..)

Bautismo

Juan Calvino, el reformador suizo del siglo XVI también afirmó la necesidad del bautismo de infantes. En sus “Institutos de la Religión Cristiana” Calvino dedica el entero capítulo 16 al “paedobaptismo” y defiende la antigua tradición en una forma de lo más enérgica. Concluye esta defensa de veintitantas páginas diciendo lo siguiente: “Sin duda el designio de Satanás al asaltar el bautismo de infantes con todas sus fuerzas, es el ocultar el testamento de gracia divina y gradualmente hacer desaparecer lo que la mismísima promesa presenta delante de nuestros ojos… por lo tanto a menos que maliciosamente queramos oscurecer la bondad inmerecida de Dios, presentemos nuestros hijos delante de Aquel que les ha asignado un lugar entre sus amigos y familia como miembros de la Iglesia” (“Institutes of the Christian Faith”, Eerdmans, 1983) .

Juan Calvino en su Libro Institución escribe hablando del pecado original:
Por esta razón aquellos santos varones, especialmente san Agustín, se esforzaron cuanto pudieron para demostrar que nuestra corrupción no proviene e la fuerza de los malos ejemplos que en los demás hayamos podido ver, sino que salimos del mismo seno materno con la perversidad que tenemos, lo cual no se puede negar sin gran descaroJuan Calvino, Institución Vol I
Martín Lutero no entendió que este pasaje excluyera a los infantes en la iniciación bautismal. En sus obras escribe: ¿Quién ha de ser bautizado? Todas las naciones, eso es, seres humanos, jóvenes y viejos… los pequeñines deben ser bautizados cuando son presentados para el bautismo por aquellos que tienen autoridad sobre ellos porque ellos no están excluidos en la frase ‘todas las naciones’ y porque el santo bautismo es el único medio para que estos pequeños alcancen la regeneración y el nuevo nacimiento.” (“Luther’s Small Cathecism”, Concordia, 1965).

Martín Lutero: "Esta fuente puede sana y acertadamente ser entendida como referencia al Bautismo, en el cual el Espíritu es conferido y todos los pecados son perdonados”. (Obras de Lutero, ed. Jaroslav Pelikan [San Louis:Concordia, 1973], 20:331).
En la primera gran confesión protestante conocida como la confesión de Augsburgo “anatemiza” enfáticamente a quienes niegan el bautismo a los niños:

Confesión de Augsburgo 1530 Artículo 9 (Iglesias Luteranas) El bautismo: Enseñamos que el Bautismo es necesario para la salvación y que por el Bautismo se nos da la gracia divina. Enseñamos también que se deben Bautizar los niños y que por este Bautismo son ofrecidos a Dios y reciben la gracia de Dios. Es por esto que condenamos a los Anabaptistas que rechazan el Bautismo de los niños.”

Enseñamos que a consecuencia de la caída de Adán, todos los hombres nacidos de manera natural son concebidos y nacidos en el pecado. Esto es, sin temor de Dios, sin confianza en Dios y con la concupiscencia. Este pecado hereditario y esta corrupción innata y contagiosa es un pecado real que lleva a la condenación y a la cólera eterna de Dios a todos los que no son regenerados por el Bautismo y por el Espíritu Santo. Por consiguiente rechazamos a los Pelagianos y otros que han menospreciado los méritos de la pasión de Cristo haciendo buena la naturaleza humana por su propias fuerzas naturales y que sostienen que el pecado original no es un pecado.” Confesión de Augsburgo, Artículo 2. El pecado Original

Confesión de Westminster
Otra de las grandes confesiones protestantes es la confesión de Westminster por la cual se rigen gran parte de las iglesias reformadas y presbiterianas hoy día. Esta también declara como bíblico el bautizar los niños:

Confesión de Westminster 28.IV (Iglesias reformadas): No sólo han de ser bautizados los que de hecho profesan fe en Cristo y obediencia a EL, (1) sino también los niños hijos de uno o de ambos padres creyentes.”

“No sólo han de ser bautizados los que de hecho profesan fe en Cristo y obediencia a EL, sino también los niños hijos de uno o de ambos padres creyentes.” Confesión de Westminster (Iglesias reformadas), Capítulo 28.IV. El Bautismo.

No es necesaria la inmersión de la persona en el agua; sin embargo se administra correctamente el bautismo por la aspersión o efusión del agua sobre la persona.” Confesión de Westminster (Iglesias reformadas), Capítulo 28.III. El Bautismo.

Nuestros primeros padres, seducidos por la sutileza y tentación de Satanás, pecaron al comer del fruto prohibido…Por este pecado cayeron de su rectitud original y perdieron la comunión con Dios, y por tanto quedaron muertos en el pecado, y totalmente corrompidos en todas las facultades y partes del alma y del cuerpo. Siendo ellos el tronco de la raza humana, la culpa de este pecado les fue imputada, y la misma muerte en el pecado y la naturaleza corrompida se transmitieron a la posteridad que desciende de ellos según la generación ordinaria
De esta corrupción original, por la cual estamos completamente impedidos, incapaces y opuestos a todo bien, y enteramente inclinados a todo mal, proceden todas nuestras transgresiones actuales. Esta corrupción de naturaleza permanece durante esta vida en aquellos que son regenerados; y, aun cuando sea perdonada y amortiguada por medio de la fe en Cristo, sin embargo, ella, y todos los efectos de ella, son verdadera y propiamente pecado.” Confesión de Westminster, Capítulo 6. La caída del hombre, el pecado y su castigo
Entre otras confesiones oficiales de fe protestantes renombradas y catecismos publicados por ellos utilizados para adoctrinar al pueblo evangélico tenemos:

Catecismo de Heidelberg pregunta 74. (Iglesias reformadas):Pregunta: ¿Se ha de bautizar también a los niños? Respuesta: Naturalmente, porque están comprendidos, como los adultos, en el pacto, y pertenecen a la iglesia de Dios (a). Tanto a éstos como a los adultos se les promete por la sangre de Cristo, la remisión de los pecados (b) y el Espíritu Santo, obrador de la fe (c); por esto, y como señal de este pacto, deben ser incorporados a la Iglesia de Dios y diferenciados de los hijos de los infieles (d), así como se hacía en el pacto del Atiguo Testamento por la circuncisión (e), cuyo sustito es el Bautismo en el Nuevo Pacto (f).a. Gén. 17:7.-b. Mateo 19:14.-c.. Luc. 1:15; Salmo 22:10; Isaías 44:1-3; Hechos 2:39.-d. Hechos 10:47.-e Gén.17:14.-f. Col. 2:11-13.

También:

Confesión Helvética (Antigua confesión protestante de 1566)Nos oponemos a los anabaptistas, los cuales no aceptan el bautismo infantil de los hijos de los creyentes. Pero según el Evangelio, «el reino de Dios es de los niños», y estos están incluidos en el pacto de Dios. ¿Por qué, pues, no deben recibir la señal del pacto de Dios? ¿Por qué no deben ser consagrados por el santo bautismo, teniendo en cuenta que ya pertenecen a la Iglesia y son propiedad de Dios y de la Iglesia? Igualmente desechamos las demás doctrinas de los anabaptistas que contienen pequeños hallazgos propios y contrarios a la Palabra de Dios. Resumiendo: No somos anabaptistas y con ellos no tenemos nada en común. “

La Iglesia anglicana (auque no considerados estos últimos cristianos evangélicos) hicieron otro tanto:

Los 39 Artículos de la religión, (Confesión doctrinal histórica de la Iglesia Anglicana) Capítulo 27.Del Bautismo. El Bautismo no es solamente un signo de la profesión y una nota de distinción, por la que se identifican los Cristianos de los no bautizados; sino también es un signo de la Regeneración o Renacimiento, por el cual, como por instrumento, los que reciben rectamente el Bautismo son injertos en la Iglesia; las promesas de la remisión de los pecados, y la de nuestra Adopción como Hijos de Dios por medio del Espíritu Santo, son visiblemente señaladas y selladas; la Fe es confirmada, y la Gracia, por virtud de la oración a Dios, aumentada. El Bautismo de los niños, como más conforme con la institución de Cristo, debe conservarse enteramente en la Iglesia.”
Adicionalmente los reformados (quienes si son considerados evangélicos):
Confesión Bélgica 1619 Artículo 34 (La Confesión Reformada de los Paises Bajos y de varias iglesias reformadas actuales, de 1619) “ Creemos y confesamos, que Jesucristo, el cual es el fin de la Ley, por su sangre derramada ha puesto término a todos los demás derramamientos de sangre que se pudieran o quisieran hacer para propiciación y paga de los pecados; y que El, habiendo abolido la circuncisión que se hacía con derramamiento de sangre, en lugar de ésta ha ordenado el Sacramento del Bautismo, por el cual somos recibidos en la Iglesia de Dios, y separados de todos los otros pueblos y religiones extrañas, a fin de estarle a El totalmente consagrados, llevando su enseñanza y estandarte; y nos sirve de testimonio de que El será eternamente nuestro Dios, siéndonos un Padre clemente. Así pues El ha mandado bautizar a todos los suyos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, solamente con agua; dándonos con esto a entender, que así como el agua limpia la suciedad del cuerpo al ser derramada sobre nosotros, lo cual se ve en el cuerpo de aquel que recibe el Bautismo y lo rocía, así la sangre de Cristo hace lo mismo dentro del alma al ser rociada por el Espíritu Santo, ser ésta purificada de sus pecado, y hacer que de hijos de ira seamos regenerados en hijos de Dios. No es que esto suceda por el agua externas, sino por la aspersión de la preciosa sangre del Hijo de Dios; el cual es nuestro Mar Rojo, a través del cual debemos pasar, a fin de evitar las tiranías de Faraón, que es el diablo, y entrar en la tierra del Canaán espiritual. Así los ministros nos dan de su parte el Sacramento, y lo que es visible: pero nuestro Señor da lo que por el Sacramento es significado, a saber, los dones y gracias invisibles, lavando, purificando y limpiando nuestra alma de todas las suciedades e injusticias, renovando nuestro corazón y colmándolo de toda consolación, dándonos una verdadera seguridad de su bondad paternal, revistiéndonos del hombre nuevos, y desnudándonos del viejo con todas sus obras. Por esta razón, creemos, que quien desea entrar en la vida eterna debe ser bautizado una vez con el único Bautismo sin repetirlo jamás; porque tampoco podemos nacer dos veces. Mas este Bautismo es útil no sólo mientras el agua está sobre nosotros, sino también todo el tiempo de nuestra vida. Por tanto, reprobamos el error de los Anabaptistas, quienes no se conforman con un solo bautismo que una vez recibieron; y que además de esto, condenan el bautismo de los niños de creyentes; a los cuales nosotros creemos que se ha de bautizar y sellar con la señal del pacto, como los niños en Israel eran circuncidados en las mismas promesas que fueron hechas a nuestros hijos. Y por cierto, Cristo ha derramado su sangre no menos para lavar a los niños de los creyentes, que lo haya hecho por los adultos. Por lo cual, deben recibir la señal y el Sacramento de aquello que Cristo hizo por ellos; conforme el SEÑOR en la Ley mandó participarles el Sacramento del padecimiento y de la muerte de Cristo, poco después que hubieran nacido, sacrificando por ellos un cordero, lo cual era un signo de Jesucristo. Por otra parte, el Bautismo significa para nuestros hijos lo mismo que la Circuncisión significaba pata el pueblo judío; lo cual da lugar a que san Pablo llame al Bautismo "la circuncisión de Cristo"

En los catecismo Menor y Mayor de Lutero hay secciones dedicadas a hablar de la importancia del bautismo de niños. Un manual realizado por el prof. Georg Metzger (Luterano) basado en el catecismo Menor de Lutero explica de manera muy didáctica y bíblica el porqué el bautismo de niños es completamente bíblico.
A continuación presentamos la sección 2 del capítulo 4 de un manual de estudio utilizado por Luteranos hoy día realizado por el Prof. Georg Metzger, publicado originalmente en alemán, el cual es un comentario sobre el Catecismo Menor de Lutero para quienes lo enseñan.
A pesar de no estar de acuerdo con muchos puntos de la doctrina Luterana suministramos este manual como una interesante evidencia de los argumentos de los hermanos protestantes que están a favor hoy de bautizar niños así como lo estuvieron los protestantes en tiempo de la reforma.

El bautismo de los niños
Prof. Georg Metzger basado en el catecismo Menor de Martín Lutero
Capítulo 4, sección 2

Introducción: Ya hemos indicado que nuestra iglesia bautiza a los niños cuando sus padres o los que tienen autoridad sobre ellos los traen para bautizarlos. Los que se llaman bautistas y otras sectas similares rechazan el bautismo de los niños. Dicen que bautizarlos no es correcto, que es contra la palabra de Dios. Solamente los adultos, los que antes fueron instruidos en la palabra de Dios y han confesado su fe en Cristo, deben ser bautizados. Así bautizan a los que se unan a su comunión aún cuando hayan sido bautizados cuando eran niños. Y ustedes seguramente encontrarán a tales personas. Por eso deben saber qué pueden contestarles para que no causen dudas acerca de su bautismo. Otra vez hablaremos especialmente del bautismo de los niños y veremos que está bien fundado en la palabra de Dios. Pregunta 241, 241.

1. Cuando tenemos que decidir la pregunta a quién debemos bautizar y a quién no, sobre todo debemos ver las palabras de institución, el mandato de Cristo de bautizar, Mateo 28:18-20. Allí el Señor nos manda bautizar a todas las naciones, que son toda la gente, jóvenes y adultos. Cuando el Señor Jesucristo manda que debamos bautizar a todas las naciones, ciertamente no excluye a los niños, más bien los incluye, porque también ellos pertenecen a “todas las naciones.” Es cierto que no leemos en la Sagrada Escritura con palabras explícitas que los apóstoles bautizaron a niños, pero sí se nos dice que bautizaron a familias enteras, por ejemplo Lidia y su casa, Hechos 16:15, el Carcelero de Filipos y todos los suyos, Hechos 16:33. Seguramente en esas familias también había niños pequeños.

2. La prueba principal de que también los niños pequeños deben ser bautizados la tenemos en Marcos 10:13-15. Cristo quiere que los niños vengan a él, que se los traigan. Él dice que de ellos es el reino de Dios. Nuestros niños no pueden entrar en el reino de Dios así como son por naturaleza. Nuestro Salvador dice explícitamente que solamente aquellos que nacen de agua y del Espíritu pueden entrar en el reino de Dios. Porque lo que es nacido de carne, carne es, y la carne no puede heredar el reino de Dios. Juan 3:5,6. Nuestros niños son niños nacidos de carne. Si deben entrar en el reino de Dios, tienen que nacer de nuevo. Estos niños son engendrados por Dios, por agua y el Espíritu, por medio del santo bautismo. Y el Espíritu Santo viene a ellos y los hace hijos de Dios. El santo bautismo luego es el medio por el cual llevamos a nuestros niños a Jesús, por medio del cual son recibidos por él en el reino de los cielos, que el Señor les ha prometido. Sí, no hay duda de que es la voluntad de Dios que bauticemos a nuestros niños.

3. Los que se oponen al bautismo de los niños, sin embargo, generalmente aducen esto: ¿Qué provecho pueden recibir los niños del bautismo? Los niños no saben lo que les sucede y tampoco pueden creer. Y sin fe su bautismo no los puede ayudar. Es cierto que la fe tiene que agregarse al bautismo para que tenga un efecto saludable. Confesamos en nuestro catecismo que el bautismo da cosas grandes y gloriosas “a todos los que creen”. Si nuestros niños no pudieran creer, ciertamente el bautismo no les aprovecharía nada. Pero ellos pueden creer, y realmente lo hacen. Dios mismo lo dice en Mateo 18:6. En el bautismo Dios el Espíritu Santo obra en ellos la fe, y así el bautismo les es provechoso, reciben su plena bendición. Por lo tanto, nosotros nos quedamos con nuestro bautismo de los niños, no importa lo que digan las sectas contrariándolo. Es conforme a la palabra de Dios, el cual ha dado glorioso testimonio de ello, y por medio de ello ha guardado su cristiandad.

4. Todavía debemos tratar brevemente acerca de una costumbre que se encuentra en el bautismo de nuestros niños. Han visto frecuentemente cómo bautizamos a los niños. Allí hay gente que contesta en lugar del niño. Hablan por él, es decir, ya que él mismo no puede hacerlo, renuncia por medio de ellos al diablo y confiesa su fe en el Dios Trino. A esas personas las llamamos padrinos

¿Por qué tenemos padrinos para nuestros niños en el bautismo? La palabra de Dios no nos dice nada acerca de padrinos para el bautismo, pero la iglesia cristiana ha instituido esta costumbre por razones poderosas. Ya hemos oído una razón por la que tenemos padrinos para nuestros niños en el bautismo. Deben contestar en lugar del niño las preguntas que el pastor hace al niño. — Otra razón: El bautismo es importante para un cristiano durante toda su vida, ya que debe consolarlo en la tribulación causada por sus pecados hasta la muerte. El cristiano luego debe estar muy seguro que ha sido debidamente bautizado y nuestro niños no recuerdan su bautismo. Así los padrinos después deben asegurarles que han sido debidamente bautizados según el mandato y la institución de Dios. 

La palabra de Dios dice que todo asunto, especialmente un asunto importante, debe ser confirmado por testimonio de dos o tres. Mateo 18:16. — Otra razón. Nuestros niños son bautizados, pero también se les debe enseñar a guardar todo lo que el Señor nos ha mandado. (Mateo 28:20.) Y los padrinos deben ayudar con eso. Especialmente en el caso de que sus padres mueran, deben cuidar de la instrucción cristiana de los niños. — Al bautizar a nuestros niños también intercedemos por ellos. Los padrinos también deben orar por los niños. La cuestión de a quiénes debemos escoger para ser padrinos de nuestros niños no es asunto de indiferencia. No debemos ver tanto el parentesco, como tantos lo hacen, sino sobre todo debemos cuidar de escoger a personas que cumplirán diligentemente sus deberes como padrinos. Debemos escoger como padrinos para nuestros niños a personas cristianas, creyentes, serias, y que compartan con nosotros la misma fe.

“¿Qué dones o beneficios confiere el bautismo?”

Introducción
Hemos aprendido qué cosa es el santo bautismo, que no es simple agua solamente, sino agua comprendida “en el mandato divino y ligada con la palabra de Dios.” Es un acto que Dios mismo ha ordenado e instituido y en que él hace que su palabra llegue al agua. Eso hace del bautismo algo grande y glorioso, y de gran bendición y provecho para él que lo recibe. Nuestro catecismo sigue describiendo este beneficio y bendición al contestar la pregunta: “¿Qué dones o beneficios confiere el bautismo?” Da una respuesta doble, o sea, en qué consiste el beneficio del bautismo, y luego, quién lo recibe, para finalmente demostrar que enseñamos eso en conformidad con las palabras y promesas de Dios.

1. Nuestro catecismo en primer lugar nos dice en qué consiste el beneficio del bautismo. Preguntas 243, 244.
Nuestro catecismo habla de tres beneficios del bautismo; nos dice que confiere la remisión de los pecados, que redime de la muerte y del diablo, y que da la salvación eterna. Presenta estos beneficios de acuerdo a las palabras y promesas de Dios: “como dicen las palabras y promesas de Dios”. A la segunda pregunta: “¿Qué palabras y promesas son éstas?” el catecismo aduce el pasaje Marcos 16:16. 

Allí Dios mismo nos indica el beneficio del bautismo. El que es bautizado será salvo. El beneficio que el bautismo nos da es la salvación. ¿Pero cómo? ¿No nos dice más nuestro catecismo? También presenta el perdón de los pecados, la redención de la muerte y del diablo como beneficios del bautismo. ¿No nos dice aquí nuestro catecismo más que la palabra de Dios, o al menos más de lo que dice esta promesa? De ninguna manera. El que se salva, primero tiene que tener el perdón de los pecados. 

También es liberado de la muerte y del poder del diablo. Si el bautismo nos salva, también obra el perdón de los pecados y libra de la muerte y del diablo. (“En segundo lugar, ya que sabemos lo que es el bautismo y cómo ha de ser considerado, debemos aprender por qué y para qué ha sido instituido, esto es, para qué sirve, qué da y qué realiza. Esto no se puede captar mejor que en las palabras de Cristo citadas antes: El que creyere y fuere bautizado será salvo, Marcos 16:16. Aquí debes comprender de la manera más sencilla que la fuerza, obra, beneficio, fruto y fin del bautismo consisten en hacernos salvos. 

En efecto, cuando se bautiza a alguien no es para que se haga un príncipe, sino, según las palabras, para que sea salvo. Y se sabe bien que ser salvo no significa otra cosa, sino únicamente ser librado del pecado, de la muerte y del demonio; entrar en el reino de Cristo y vivir con él eternamente.” Catecismo Mayor, Bautismo, #23-25.) El bautismo luego obra el perdón de los pecados, libra de la muerte y del diablo y nos da la eterna salvación. En el segundo artículo confesamos que Jesucristo nos ha redimido, nos ha librado y rescatado de todos los pecados, de la muerte y del poder del diablo. Cristo ha obtenido para nosotros todos estos beneficios mediante su vida, sufrimiento y muerte. 

Pero para que nos sean provechosos estos grandes beneficios que Cristo ha obtenido para nosotros, tienen que llegar a ser nuestros. Con este fin Cristo ha colocado todo su gran tesoro, el perdón de los pecados, la vida y la salvación, en el bautismo, como uno guarda joyas y piedras preciosas en un cofre. Cuando somos bautizados, recibimos estos bienes que Cristo ha obtenido para nosotros. El Espíritu Santo los hace nuestros.. El bautismo es la mano de Dios por medio de la cual Dios nos ofrece y da estas cosas maravillosas. Así el bautismo es el medio por el cual el Espíritu Santo hace nuestras todas estas bendiciones. El bautismo luego es también un medio de gracia, por el cual el Espíritu Santo nos hace participar de los beneficios de su gracia. 1 Corintios 6:11.

Vemos luego más de cerca los beneficios del bautismo así como nuestro Catecismo Menor los presenta.

a. En primer lugar dice que el bautismo obra el perdón de los pecados, y este hecho se comprueba en la promesa general. Marcos 16:16. La Sagrada Escritura, sin embargo, también nos lo dice explícitamente. Así en Hechos 2:38 el apóstol les manda a los judíos que deben bautizarse para que tengan el perdón de sus pecados." Luego el bautismo tiene que obrar esto. También el pasaje de 1 Pedro 3:20 nos dice lo mismo. Allí al bautismo se le llama: “aspiración de una buena conciencia hacia Dios.” Por medio del bautismo recibimos una buena conciencia delante de Dios. Pero esto solamente es posible si somos librados de la culpa del pecado, si tenemos el perdón de los pecados. Si el bautismo nos da una buena conciencia, entonces nos da el perdón de los pecados.
¿Pero cómo obra el bautismo el perdón de los pecados? Lo aprendemos en el pasaje de Gálatas 3:26,27. En el bautismo nos hemos revestido de Cristo, así como se pone uno la ropa. Si somos bautizados, Cristo ya es nuestro con todo lo que él ha merecido y ganado para nosotros. En el bautismo se nos da Cristo con todo su mérito. Pero Cristo principalmente ha obtenido para nosotros el perdón de los pecados. Así el bautismo obra el perdón de los pecados cuando nos da y hace nuestro el mérito de Cristo.

b. Nuestro catecismo sigue diciéndonos que el bautismo nos redime de la muerte y del diablo. Esto es consecuencia de lo anterior.. No puede ser de otra manera. La muerte entró en el mundo a causa del pecado. Es la paga del
. Si el bautismo obra el perdón de los pecados y quita el pecado, quita también el castigo del pecado y redime de la muerte. — Distinguimos entre la muerte eterna y la temporal. La muerte eterna es la eterna condenación. Si el cristiano ya no tiene pecado, si se le quitan sus pecados mediante el bautismo, tampoco tiene que temer más ninguna condenación. De esto modo también la muerte temporal pierde su dolor. Es cierto que también los cristianos bautizados todavía mueren. Pero para ellos la muerte ha perdido su terror. El aguijón de ésta, lo que hace la muerte horrible y temible, es el pecado. El que todavía no tiene el perdón de los pecados tiene que temer la terrible condenación de la muerte eterna después de la muerte temporal. Los cristianos ahora hemos recibido por medio del bautismo el perdón de los pecados. Así la muerte ha perdido su aguijón. La muerte temporal para los cristianos es la entrada a la vida eterna. Pueden jactarse con el apóstol de que la muerte es sorbida en la victoria de Cristo, 1 Corintios 15:55-57.

Si el bautismo obra el perdón de los pecados, luego libra también del diablo. El diablo tentó a los primeros hombres al pecado; él los engañó. Pecaron, y así se sometieron al poder y a la autoridad de Satanás. Por medio del pecado, el diablo recibió poder y autoridad sobre los humanos, fuimos echados en el reino y bajo la autoridad del príncipe de las tinieblas. Mientras el pecado nos dominaba, permanecíamos en este reino. Ahora que el bautismo nos ha quitado nuestros pecados, y somos librados del poder del diablo. Por medio del bautismo Dios nos salvó de la autoridad de las tinieblas, nos libró de la potestad de las tinieblas, o sea, del reino de Satanás, y nos trasladó al reino de su amado Hijo, Colosenses 1:12-14. En Cristo tenemos el perdón de los pecados. Se hace nuestro este perdón que Cristo mereció para nosotros en el bautismo. Así en el bautismo también tenemos liberación del diablo. — Es cierto que el diablo también después del bautismo todavía tiene un poco de tiempo para tratar de hacer caer a los cristianos. Pero no los puede retener ya en su poder si ellos permanecen en su bautismo. En el poder de su bautismo ellos se guardan contra el diablo y sus tentaciones y más y más obtienen la victoria.

c. Finalmente nos dice nuestro catecismo que el bautismo también da la eterna salvación. El Señor dice clara e inequívocamente en su promesa que así sucede. Marcos 16:16. También Pedro dice explícitamente que el agua bautismal nos salva. 1 Pedro 3:20-21. El catecismo dice que el bautismo nos da la salvación. Y lo hace ahora, no solamente en la vida eterna. Por medio del bautismo ya tenemos la bienaventuranza en esperanza; allí la gozaremos en su perfección con todos sus beneficios. La bendición del bautismo así alcanza hasta el cielo.
Aquí vemos otra vez qué acto tan grande y glorioso es el bautismo, que nos trae tan preciosos beneficios. Frente a éstos ningún bien de esta tierra puede compararse.

2. Pero nuestro catecismo todavía nos muestra quiénes reciben estos dones y beneficios. Preguntas 245, 246.

a. ¿Quiénes son las personas que reciben los beneficios del santo bautismo? El catecismo nos contesta con las palabras: “Todos los que creen”, o sea, los que creen lo que se dice aquí del bautismo conforme a la palabra de Dios, que da el perdón de los pecados, que libra de la muerte y del diablo y que da la eterna salvación. “Eso también es lo que dicen las palabras y promesas de Dios.” El Señor no solamente dice en Marcos 16:16: El que fuere bautizado será salvo, sino dice: “El que creyere y fuere bautizado será salvo.” La fe también tiene que acompañar al bautismo para que resulte provechoso. Ciertamente la fe no hace en primer lugar del bautismo un bautismo. Es en sí un verdadero bautismo, un potente medio de gracia, por medio del cual Dios ofrece el perdón de los pecados, la vida y la salvación, si lo creemos o no. También a los que no creen ciertamente se les ofrece en el bautismo el perdón de los pecados, la liberación de la muerte y del diablo y la eterna salvación. — Pero tenemos también que recibir, aprehender estos beneficios. ¿De qué le servirá a un pobre que un hombre rico le ofrezca una gran cantidad de dinero si él no la acepta? El dinero realmente se le da, realmente le pertenece, pero él no recibe ningún beneficio ni provecho de él. Así es también con el bautismo. El bautismo es la mano de Dios, por medio de la cual él nos ofrece sus gloriosos tesoros de gracia; pero tenemos que recibirlos por medio de la fe. La fe es nuestra mano, con la cual nos apropiamos estos tesoros de gracia. (“En efecto, puesto que dichos beneficios son ofrecidos y prometidos aquí en estas palabras con el agua y unidos al agua, no podrán tampoco recibirse de otro modo, que si lo creemos de sincero corazón. Sin la fe, el bautismo no sirve de nada. Aunque en sí no deje de ser un tesoro divino y superabundante.” Catecismo Mayor, Bautismo #33. — “Así ves claramente que aquí no hay ninguna obra realizada por nosotros, sino un tesoro que Dios nos concede y del que tal fe toma posesión, así como el Señor Jesucristo en la cruz no es una obra, sino un tesoro, que, contenido y ofrecido a nosotros en la palabra, es recibido por la fe.” Catecismo Mayor, Bautismo #37.)

b. Todavía el Señor agrega: “El que no creyere será condenado.” Tal vez nos sorprenda que Dios no diga: El que no creyere y no fuera bautizado, sino solamente dice: “El que no creyere será condenado.” Con esto el Señor demuestra que la incredulidad es lo que realmente condena. Puede suceder que un hombre crea en su corazón y todavía no haya recibido el bautismo. Podemos pensar en el ladrón en la cruz. Cuando se hizo creyente, ya no pudo ser bautizado, y sin embargo Cristo le asegura que será salvo. Sobre todo cuando un cristiano creyente en caso de emergencia no puede recibir el bautismo, será salvo por su fe. Dios nos ha obligado a usar sus medios de gracia, pero no se ha obligado a sí mismo. — El caso es distinto, seguramente, si un hombre tiene la oportunidad de ser bautizado, pero no quiere utilizar este medio. Los fariseos y los escribas de quienes leemos en Lucas 7:30 eran tales personas. No se dejaron bautizar por Juan. Y se dice de ellos: “Y desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos.” El que puede tener el bautismo y no quiere ser bautizado, no lo utiliza, con eso rechaza el consejo de Dios, el medio que Dios le ha dado para la salvación. Al rechazarlo demuestra que no cree lo que Dios le ha dicho en su palabra. Y debido a su incredulidad es condenado. La fe que salva puede coexistir con la falta del bautismo, pero no con el rechazo del bautismo.

c. Todos los cristianos debemos por medio de la fe apropiarnos de los beneficios que Dios nos da en el bautismo. Debemos hacerlo durante toda nuestra vida. Nuestro bautismo tiene significado y es válido y provechoso para toda nuestra vida. El bautismo es, como hemos oído, un pacto con Dios. 1 Pedro 3:21. Dios nos ha prometido que por causa de Cristo él será nuestro Padre y nosotros seremos sus queridos hijos. Quiere perdonarnos nuestros pecados y salvarnos. Y Dios guarda con fidelidad sus pactos. (Isaías 54:10.) La gracia que él nos ha prometido en el bautismo queda firme, aún en el caso de que nosotros hayamos sido infieles. Desdichadamente lo hemos sido. Nosotros pecamos muchas veces después del bautismo, por la debilidad de nuestra carne, o también voluntariamente, contra nuestra conciencia. Luego cuando nuestros pecados nos aterran y nos presionan, otra vez miramos a nuestro bautismo, y nos apropiamos de los beneficios que Dios nos ha prometido en el bautismo, el perdón de los pecados, la vida y la salvación. Y lo tenemos verdadera y seguramente. De este modo constantemente recibimos otra vez una buena conciencia delante de Dios, puesto que el bautismo es el pacto de una buena conciencia. Así nos consolamos en nuestro santo bautismo durante toda nuestra vida.

Maria
Lutero. «Al igual que la madera, no tuvo otro mérito que el de estar
preservada por Dios y ser apta para la cruz, así María no tiene otra
dignidad que la de estar preservada divinamente y ser apta para ser
Madre-de-Dios»
(«Das Magnificat», W 7, 573).
Lutero «Quiera esta misma dulce madre de Dios procurarme el espíritu capaz de hacer un comentario útil y profundo de su cántico, a fin de que vuestra alteza y todos nosotros saquemos provecho de él para nuestro entendimiento y para llevar una vida meritoria, y así alabar y cantar este Magnificat eterno en la vida perdurable. ¡Que Dios nos ayude! Amén»

(El Magnificat, 1521, Obras de Martín Lutero, Ediciones La Aurora,
Bs. Aires, 1979, t. 6, pág379, nota introductoria del 10 de marzo de 1521)
Lutero «Lo dicho baste por ahora. Rogamos a Dios que nos dé el debido entendimiento de este Magnificat, para que no sólo brille y hable, sino que arda y vida en cuerpo y alma. Así nos lo conceda Cristo, por la intercesión y por causa de su amada madre María. Amén» 

(Obras de Martín Lutero, Ediciones La Aurora,
Bs.. Aires, 1979, t. 6, pág. 433)
Lutero: «Oh, virgen bienaventurada y madre de Dios, qué consolación grande ha manifestado Dios en ti, porque ha puesto sus ojos tan benignamente en tu indignidad e insignificancia. Por ello, en adelante quedamos advertidos de que, según tu ejemplo, no nos desdeñará tampoco a nosotros, hombres pobres e insignificantes, sino que pondrá sus ojos benignamente en nosotros... La virgen María sólo quiere decir que su alabanza perdurará de una generación a otra, y que no habrá época en la cual no sea ensalzada» 

(Obras de Martín Lutero, Ediciones La Aurora,
Bs. Aires, 1979, t. 6, pág. 403)
Lutero: «Ella no hace nada, Dios lo hace todo. Debemos invocarla a fin de que por amor de ella Dios conceda y haga lo que pedimos. De la misma manera debemos invocar también a todos los demás santos, para que en todo sentido la obra sea sólo de Dios» (Obras de 

Martín Lutero, Ediciones La Aurora,
Bs. Aires, 1979, t. 6, pág. 408)
Lutero: «Por consiguiente, el que quiera honrarla debidamente, no debe contemplarla sólo a ella, sino en su relación con Dios y muy debajo de él, despojándola de todo, y poniendo sus ojos en su insignificancia, como ella misma dice. Luego se maravillará de la rebosante gracia de Dios quien pone sus ojos en semejante ser humano humilde e insignificante, colmándolo de tan ricas bendiciones y tanta merced... ¿No te parece que no habrá cosa más agradable para ella que tú te acerques por medio de ella a Dios de la misma manera, y aprendas de ella a confiar y esperar en Dios, aun cuando seas despreciado y reducido a la nada; como quiera que sea, en la vida o en la muerte? Ella no quiere que acudas a ella, sino a Dios por medio de ella» 

(Obras de Martín Lutero, Ediciones La Aurora,
Bs. Aires, 1979, t. 6, pág. 402)
Lutero: «En el capítulo segundo del evangelio según Lucas leemos (Lc 2, 22 y ss) que la Virgen María se presentó en el templo después de las seis semanas prescritas para ser declarada limpia, como ordenaba la ley a todas las mujeres, si bien la Virgen María no era impura como ellas, ni deudora de la misma limpieza, ni siquiera la necesitaba. Mas la Virgen María obró así por amor, no queriendo hacer de menos a las demás mujeres, ni pretendiendo apartarse de entre ellas»
(La libertad cristiana, Martín Lutero,
Obras de Martín Lutero, t. 1, Bs. As., Ed. Paidós, 1967, pág..165)
Lutero: Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
«Lo de “grandes cosas” se refiere al hecho de haber llegado a ser madre de Dios. Mediante esta obra ha recibido tantos y tan grandes bienes que nadie los puede comprender. De ahí emana toda honra y bienaventuranza, como también su posición singular en todo el género humano, no habiendo persona alguna que se le asemeje, ya que tiene un niño, ¡qué niño! Del Padre Celestial. 

Este hecho es tan apabullante que ella misma no encuentra palabras para definirlo. Debe limitarse a que desborde de ella la fervorosa exclamación de que son “cosas grandes”, que no se pueden enunciar ni definir. Por ello, todo su honor se ha resumido en una sola expresión: Madre de Dios. Al hablar de ella y al dirigirse a ella nadie puede decir cosa más sublime, aun cuando tuviese tantas lenguas como hay hierbas y hojas, estrellas en el cielo y arena en el mar. Es preciso ponderar en el corazón lo que significa ser Madre de Dios.
María lo atribuye espontáneamente a la gracia de Dios, no a su mérito. Si bien estaba sin pecados, esta gracia es tan eximia que de ningún modo era digna de ella. ¿Cómo podría ser una criatura digna de ser madre de Dios
(Obras de Martín Lutero, Ediciones La Aurora,
Bs. Aires, 1979, t. 6, pág. 406)

Lutero: "... de modo que mientras que el alma le era infundida, ella al mismo tiempo era limpiada del pecado original..... y entonces, en el momento mismo en que ella comenzó a vivir, fue libre de todo pecado". (Martin Luther's Works, vol 4, pg 694)
Otra versión: "Es dulce y piadoso creer que la infusión del alma de María se efectuó sin pecado original, de modo que en la mismísima infusión de su alma ella fue también purificada del pecado original y adornada con los dones de Dios, recibiendo un alma pursa infundida por Dios; de modo que, desde el primer momento que ella comenzó a vivir fue libre de todo pecado". (Sermón: "Sobre el día de la Concepción de la Madre de Dios"1527).

Lutero: "Dios formó el alma y el cuerpo de la Virgen María llenos del Espíritu Santo, de modo que ella fuera libre de todo pecado" (ibid. vol 52, pg 39)

Lutero: ". . . Ella es llena de gracia, proclamada de ser totalmente libre de pecado... la Gracia de Dios la llena con todo bien y la hace libre de todo mal....Dios es con ella, significa que todo lo que ella hizo o dejó de hacer es divino y la acción de Dios en ella. Más aún, Dios la ha protegido y guardado de todo lo que pudiera dañarle." (Ref: Luther's Works, American edition, vol. 43, p. 40, ed. H. Lehmann, Fortress, 1968)

Lutero:Ella es llena de gracia, proclamada ser enteramente sin pecado (algo excesivamente grande). Para que la gracia de Dios la llenara con todo bien e hiciera que ella libre de todo mal.(Personal {"Pequeño"} Libro de oración, 1522).

Lutero: «En efecto, conocer a Dios es lo más grande en el cielo en la tierra, si es que se le concede a alguien. La madre de Dios lo enseña muy bien a todo aquel que quiera entenderla»
(Obras de Martín Lutero, Ediciones La Aurora,
Bs. Aires, 1979, t. 6, pág. 411)

Lutero: «María indica que a Dios le place mucho más hacer misericordia, que es su obra más noble, que lo contrario, es decir, usar la fuerza»
(Obras de Martín Lutero, Ediciones La Aurora,
Bs. Aires, 1979, t. 6, pág. 418)
Lutero: «Concluye el Magnificat con la más grande de todas las obras de Dios, la encarnación del Hijo de Dios en un hombre.. Declara abiertamente que ella es una criada y sirvienta de todo el mundo, reconociendo que la obra realizada en ella se ha efectuado, no solamente en su beneficio, sino a favor de todo Israel»
(Obras de Martín Lutero, Ediciones La Aurora,
Bs. Aires, 1979, t. 6, pág. 428)

Lutero: «Mira, ésta es la simiente de Abraham, que nace de su única hija María y no de alguno de sus hijos, como suponían y esperaban los judíos. Esto es lo que quiere decir aquí la dulce Madre de esta simiente, al decir que él acogió a Israel, conforme a su promesa hecha a Abraham, a él y toda su descendencia. Reconoció que la promesa se había cumplido en ella»
(Obras de Martín Lutero, Ediciones La Aurora,
Bs. Aires, 1979, t. 6, pág. 432)

Lutero: «Creo y sé que la Escritura nos enseña que sólo la segunda persona en la deidad, es decir, el Hijo, se hizo verdadero hombre, concebido por obra del Espíritu Santo sin intervención de hombre, nacido de la pura y santa Virgen María, como de una real y natural madre, tal como lo narra San Lucas (Lc 1,26 y ss) claramente y los profetas lo habían predicho (Is 7, 14)»(Confesión acerca de la Santa Cena de Cristo, Martín Lutero,Obras de Martín Lutero, t.5, Ed. Paidós, 1971, pág. 529)
Lutero: «En Él creo; y creo, por consiguiente, en el Hijo de Dios sin dividirlo del Hijo de nacido de María. Mi fe se adhiere no sólo al Hijo de Dios o a su divinidad sino también a Él que es llamado hijo de María, porque son idénticos. Estoy decidido a no saber nada del Hijo de Dios que no es también el Hijo de María que sufrió, el Dios envuelto en la humanidad y quien es una Persona. No me atrevo a separar el uno del otro y decir que la humanidad no sirve, sino sólo la divinidad»(Sermones sobre el Evangelio de San Juan, Chapters 6-8, Martín Lutero,
Luther’s Works , Vol. 23, St. Louis, Concordia Publishing House, pág. 101-102)

Lutero fue excomulgado el 3 de enero de 1521
En su sermón del 15 agosto de 1522, la última vez que Martin Lutero predicó en la fiesta de la Asunción dijo:
No cabe duda de que la Virgen María está en el cielo. Cómo ocurrió no lo sabemos. Y, ya que el Espíritu Santo no nos ha dicho nada acerca de esto, no lo podemos hacer artículo de fe...Es suficiente saber que ella vive en Cristo.”

Lutero: La veneración de María está en las profundidades del corazón (Sermón, 1 de septiembre de 1522)

Lutero: (Ella es) la mujer más encumbrada y la joya más noble de la cristiandad después de Cristo...ella es la nobleza, sabiduría y santidad personificadas. Nunca podremos honrarla lo suficiente. Aún cuando ese honor y alabanza debe serle dado en un modo que no falte a Cristo ni a las Escrituras. (Sermón, Navidad 1531)

Lutero: Cada uno tendría que honrar a María tal como ella misma lo expresó en el Magnificat. Ella alabó a Dios por sus obras. ¿Cómo podremos entonces nosotros alabarla? El verdadero homenaje de María es en honor de Dios, la alabanza de la Gracia de Dios...María nada es por su propio mérito, sino por el mérito de Cristo...María no desea que vayamos a ella sino a través de ella hacia Dios. (Explicación del Magnificat, 1521)

Lutero: Es consuelo y sobreabundante bondad de Dios que el hombre pueda exultar en semejante tesoro: María es su verdadera Madre.... (Sermón, Navidad, 1522)

Lutero: María es la Madre de Jesús y Madre de todos nosotros aunque Cristo solamente fue quien reposó en su regazo...Si Él es nuestro, debiéramos estar en su lugar; ya que donde Él está debemos estar también nosotros y todo lo que Él tiene debe ser nuestro, y su madre es también nuestra madre. (Sermón, Navidad, 1529).

Lutero «De acuerdo a su humanidad, él, Cristo, nuestro salvador, era el auténtico y natural fruto del vientre virginal de María (de quien Isabel llena con el Espíritu Santo, dijo en Lc 1,42: “¡Bendito es el fruto de tu vientre!”) Esto fue sin cooperación de un hombre, y permaneció virgen después de esto»(Sermones sobre el Evangelio de San Juan, caps.1-4, Martín Lutero,
Luther’s Works , Vol. 22, St. Louis, Concordia Publishing House, pág. 23
){Luther's Works, eds. Jaroslav Pelikan (vols. 1-30) & Helmut T. Lehmann (vols. 31-55), St. Louis: Concordia Pub. House (vols. 1-30); Philadelphia: Fortress Press (vols. 31-55), 1955, v.22:23 / Sermons on John, chaps. 1-4 (1539)} and (Ref: On the Gospel of St. John: Luther's Works, vol. 22. p. 23, ed. Jaroslav Pelican, Concordia, 1957)

Cristo...fue el único Hijo de María, y la Virgen María no tuvo otros hijos aparte de Él... Me inclino a aceptar a quienes declaran que los "hermanos" realmente significan "primos" aquí ya que el escritor sagrado y los judíos en general siempre llamaban hermanos a los primos.
{Pelikan, ibid., v.22:214-15 / Sermons on John, chaps. 1-4 (1539) }

"La humanidad ha resumido toda su gloria en una sola frase: la Madre Dios. Nadie puede decir algo más grande de ella aunque hablara tantas lenguas como hojas hay en los árboles". (Del "Commentary on the Magnificat".)

". . .ella con justicia es llamada no solo madre del hombre, sino tambié la Madre de Dios...es cierto que María es la Madre del real y verdadero Dios"Ref: Sermon on John 14. 16: Luther's Works (St. Louis, ed. Jaroslav, Pelican, Concordia. vol. 24. p. 107)
“En esta obra por la cual fue hecha la Madre de Dios, tantas y tales buenas cosas le fueron dadas que nadie puede llegar a comprender… no solo fue Maria la Madre de aquel que nació en Belén sino de aquel que, antes que el mundo, fue eternamente nacido de una Madre en el tiempo y al mismo tiempo hombre y Dios.(Weimer, The Works of Luther, traducción inglesa por Pelikan,
Concordia, St. Luis, V.7, pagina 572)

Juan Calvino
Calvino se pronunció frecuentemente en defensa de la virginidad de María, refuta al igual que San Jerónimo más de un milenio atrás, el argumento de que Mateo 1,25 implica que José tuvo relaciones con María, y también refuta el trillado argumento protestante que trata de insinuar, que porque Jesús es llamado primogénito, María tuvo otros hijos :

Juan Calvino. JCO 45,70; cf. JCO 46,271-272
A partir de Mateo 1,25, Elvidio creó mucha confusión en la Iglesia, porque de él dedujo que María había permanecido virgen únicamente hasta el primer nacimiento y después tuvo otros hijos con su marido. La perpetua virginidad de María fue defendida vigorosamente por Jerónimo. Es suficiente decir que es insensato y falso deducir de estas palabras qué sucedió después del nacimiento de Cristo. Es llamado el primogénito no por otra razón sino para que sepamos que él nació de la Virgen. En este texto se niega que José hubiera tenido concurso marital con María antes de nacer el niño; todo está limitado a este tiempo. Pero nada se dice de lo que sucedió después”. {Pringle, ibid., vol. I, p. 107}
Juan Calvino. JCO 45,426

“¿No es este el hijo del carpintero?. (Mateo 13,55) Por designio admirable de Dios vivió Cristo hasta los treinta años en lo oculto de la casa de sus padres. Esto fue extraña e injustamente motivo de tropiezo para que la gente de Nazaret, en lugar de conocerlo con temor como enviado del cielo. ¡Si hubieran descubierto que era Dios el que actuaba en Cristo! Pero intencionalmente ellos pensaban en José, en María y en todos los parientes y sus relaciones entre ellos, para ocultar la luz que se manifestaba. Como “hermanos” eran designados –según la costumbre judía- sobre todo los parientes de sangre. Pero de ello dedujo ignorantemente Elvidio que María había tenido más hijos, porque alguna vez habla de “hermanos de Cristo{Pringle, ibid., vol. I, p. 283 / Commentary on John, (7:3) }

Huldreich Zwingli

En septiembre de 1522, Zwingli hizo una lírica defensa de la virginidad perpetua de María Madre de Cristo...para negar que María permaneció "inviolada" antes, durante y después de dar a luz a su Hijo habría que dudar de la omnipotencia de Dios...y sería correcto y beneficioso repetir el saludo angelical -no oración- "Ave María"...Dios estimó a María por sobre todas las creaturas, incluyendo los ángeles y santos es su pureza, inocencia e invencible fe lo que el género humano debiera seguir. La oración de cualquier manera, debe ser...solamente a Dios... 'Fidei expositio,' el último panfleto de su puño y letra...hay una especial insistencia en la virginidad perpetua de María
{G. R. Potter, Zwingli, London: Cambridge Univ. Press, 1976, pp.88-9,395 / The Perpetual Virginity of Mary . . ., Sep. 17, 1522}

Zwingli en 1524 imprimió un sermón sobre: "María, siempre virgen, madre de Dios". {Thurian, ibid., p.76}
Nunca he pensado, ni mucho menos enseñado o declarado públicamente, nada concerniente al sujeto de la siempre Virgen María, Madre de nuestra salvación, que pudiera ser irrespetuoso, impío, inmerecido o malo...creo con todo mi corazó, acorde a la palabra del Santo Evangelio que esta virgen pura que trajo para nosotros al Hijo de Dios permaneció en el parto y después de éste, virgen pura y sin mancilla por la eternidad. {Thurian, ibid., p.76 / same sermon}

H. Zwingli, Eine Predigt von der reinen Gottesgebärerin María: ZSW 1,392-393
“Hay que considerar aquí el honor que el evangelista Lucas y también Mateo le tributan por su elevada pureza; ella es joven pura e intacta antes del parto, en el parto y después del parto, es decir, siempre. Entre los hombres es imposible que una madre sea al mismo tiempo virgen; para Dios todo es posible, porque todas las criaturas obedecen a su voz”

Heinrich Bullinger
Bullinger (d. 1575) . . . defiende la virginidad perpetua de María... y arremete contra los falsos cristianos que la defraudaron o faltaron en darle merecida alabanza: "en María todo es extraordinario y todo más glorioso como brotado de la pura fe y ferviente amor hacia Dios. "Ella es" la más única y noble miembro de la comunidad cristiana.
"La Virgen María...totalmente santificada por la gracia y la sangre de su único Hijo y abundantmente enriquecida con el don del Espíritu Santo y preferida sobre todo...ahora vive feliz con Cristo en el cielo y es llamada -y permanece siempre- Virgen y Madre de Dios"
{In Hilda Graef, Mary: A history of Doctrine and Devotion, combined ed. of vols. 1 & 2, London: Sheed & Ward, 1965, vol.2, pp.14-5}

Eucaristía
Manual de teología Luterana, Prof. Georg Metzger basado en el catecismo de Lutero: "Nuestro catecismo nos dice: “Es el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de nuestro Señor Jesucristo.” Quiere decir que es el cuerpo real, natural de Cristo y su sangre real y natural. ¿Por qué enfatiza eso nuestro catecismo? Lo hace a causa de los falsos profetas e iglesias que no quieren creer el misterio de la Santa Cena. Especialmente las iglesias reformadas, las sectas, los metodistas, los pentecostales, de hecho, todas las otras iglesias protestantes fuera de la luterana enseñan así. No quieren creer estas palabras de Cristo; no quieren creer que estén realmente presentes el cuerpo y la sangre de Cristo en la Santa Cena y que los que vienen al sacramento realmente coman y beban estas cosas. Es en verdad un misterio maravilloso. No podemos comprenderlo por nuestra razón. Nos parece imposible. En consecuencia, esas iglesias enseñan que se tiene que tomar las palabras de Cristo figuradamente, entenderlas en otro sentido. Según ellos, Cristo no quería decir que la Santa Cena realmente fuera su verdadero cuerpo natural, sino solamente que el pan significa su cuerpo, que lo retrata. Se refería solamente al cuerpo espiritual de Cristo. Los cristianos deben recibir este cuerpo espiritual en la Santa Cena, o sea, Cristo y sus beneficios, con fe, mientras que el verdadero cuerpo natural del Señor está sentado en el cielo. Contra estos falsos profetas, que se basan en su propia razón, nuestro catecismo dice: “Es el verdadero cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo.”"
Luego prosigue:

Manual de teología Luterana, Prof. Georg Metzger basado en el catecismo de Lutero “Ahora bien, esa palabra no es de ningún príncipe o de un emperador, sino que es palabra e institución de la excelsa majestad ante la cual todas las criaturas deberían de doblar sus rodillas y decir: Sí, que sea como él dice, y nosotros lo acataremos con todo respeto, con temor y humildad. Por la palabra puedes fortalecer tu conciencia y decir: aunque cien mil demonios y todos los entusiastas exaltados vengan y pregunten, ¿cómo pueden ser pan y vino el cuerpo y la sangre de Cristo, etc? Yo por mi parte, sé que todos los espíritus y los sabios eruditos juntos no tienen tanta sabiduría como la majestad divina tiene en su dedo meñique. He aquí las palabras de Cristo: Tomad y comed; esto es mi cuerpo. Bebed de ella todos; esto es el Nuevo Testamento en mi sangre... y a esto nos atenemos nosotros; ya veremos lo que hacen quienes pretenden corregirlo y obran algo distinto a lo que él había dicho. Ahora bien, es cierto que si retiras la palabra de ellos o si consideras el sacramento sin ella no tendrás sino simplemente pan y vino. Pero, si permanecen unidos, como debe y es necesario que sea, son, en virtud de las mismas palabras, el cuerpo y la sangre de Cristo. En efecto como ha hablado y dicho la boca de Cristo, así es, pues no puede engañar ni mentir.”

Pensamientos de Lutero
"Sé un pecador y peca fuertemente, pero cree y alégrate en Cristo con más valentía... Ningún pecado nos separará del Cordero, aunque forniquemos y matemos mil veces al día." (Martín Lutero, carta a Melanchthon, 1ero. de Agosto, 1521) (“Vete y no peques mas” Juan 8,10)

-Lutero “profeta de Dios” (WA se refiere a Weimarer Ausgabe, es decir, a la edición alemana de las obras de Lutero, publicada en Weimar en 1883..)
“En mil años a ningún obispo ha otorgado Dios tan grandes dones como a mí”.
(Charlas de sobremesa 5494 V 189.)

“Estoy cierto de que mis dogmas los he recibido del cielo. Mis dogmas permanecerán y el Papa sucumbirá”. (WA 10, 2 p. 184. )

“Mi evangelio no tiene origen humano, sino divino”. (WA 10, 2 p. 12.)

“Yo soy el profeta de los alemanes”. (WA 30, 3 p. 290.)

“Estoy cierto de que la palabra de Dios está en mí”. (WA 7, 313)

“Del mismo modo que ellos me excomulgan en nombre de su sacrílega herejía, así yo, por mi parte, los excomulgo en nombre de la santa verdad de Dios”. (WA 6, 604-12)

-Publicó un manual de rúbricas o Fórmula de la misa y comunión, y envió una bula, como si fuera el Papa de su iglesia. (WA 10, 2 pp. 139-140)

“Mi doctrina no puede ser juzgada por nadie ni por los ángeles. Pues teniendo yo certeza de su verdad, quiero ser, por medio de ella, juez de vosotros y también de los ángeles como dice san Pablo (1 Co 6, 3). Quien no acepte mi doctrina, no alcanzará la bienaventuranza. Mi doctrina no es mía, sino de Dios”. (WA 10, 2 p. 107)

-Al traducir la Biblia al alemán, sin saber muy bien el griego y menos el hebreo, trató de germanizar las expresiones para hacerlas más entendibles; pero, a veces, modifica el texto sustancialmente. Así por ejemplo, cuando Pablo dice que la ley produce cólera (Rom 4, 15), Lutero traduce: “La ley produce solamente cólera”. Donde se dice que el hombre es justificado por la fe (Rom 3, 28), él traduce: “El hombre es justificado por la sola fe”. Se inventa la palabra sola. Cuando alguien le criticó por esto, respondió: “El doctor Martín Lutero lo quiere así. Así lo quiero y así lo mando (sic volo, sic jubeo, sit pro ratione voluntas). Con esto he respondido a vuestra pregunta y os ruego no queráis responder más a tales asnos y a su vana palabrería sobre el vocablo sola, sino esto: Lutero así lo quiere y dice que él es un doctor sobre los doctores del Papado entero”. (WA 30, 2 pp. 632-36)

“A nadie se le prohíbe hacer otra traducción mejor… Pero yo no tolero que los papistas sean mis jueces, porque tienen aún orejas demasiado largas para eso y su rebuzno es demasiado débil para juzgar mi manera de traducir”. (WA 30, 2 pp. 632-36)

“La epístola de Santiago no es más que paja, pues no presenta ningún carácter evangélico”. (Prólogo a su edición del nuevo Testamento de 1546 VII 386.)

“La carta a los Hebreos no es de san Pablo ni de ningún otro apóstol…, y también podemos hallar en ella leña, paja y heno”. ( ib. VII 344.)

“La carta de san Judas es un extracto de las de san Pedro y de otras… Es una epístola innecesaria que hoy día no se debe contar entre los libros fundamentales de nuestra fe”. (ib. VII 386.)
“Sobre el Apocalipsis, yo no encuentro en este libro nada de apostólico ni profético”. (ib.. VII 404.)

En su tratado Contra el Papado romano, fundado por el diablo, dice entre otras cosas: Infernalísimo padre san Paulo III… ¿De dónde le vienen a vuestra infernalidad esos poderes? El desvergonzado mequetrefe Paulo III convoca ahora a un concilio. Que por tal concilio le dé gracias el malvado demonio y no asistan a él sino el malvado demonio y su madre, su hermana, el Papa, los cardenales y demás residuos que hay en Roma de la infernal bozofia”. (WA 54, 214-15)

Pero su odio lo manifestó especialmente en los dibujos contra el Papa, que publicó en la Biblia y en otros escritos, especialmente en el Retrato del Papado, publicado en 1541. (Pueden verse en el libro Lutero y el luteranismo de Manuel Fernández, Manila, 1992, pp. 516-526.) Estos dibujos, inspirados por él, los pintaba el famoso, Lucas Cranach el viejo y hay algunos que son muy groseros, con excrementos y cosas peores. Realmente, algo indigno de un cristiano y menos de un “profeta de Dios”. Antes de morir, dijo sobre estos dibujos en 1545: “Yo sé que no puedo vivir largo tiempo y, sin embargo, tengo muchas cosas que sería preciso revelar acerca del Papa y de su reino. Por eso, he publicado estas figuras o imágenes, cada una de las cuales vale por todo un libro que se debe escribir contra el Papa y su reino diabólico. Que estas figuras sean mi testamento”. (WA 54, 353)

“Yo muero en odio del malvado (el Papa), que se alzó por encima de Dios”. (Charlas de sobremesa 354b III 279.)
Deseo que, después de mi muerte, conservéis una sola cosa: el odio al romano Pontífice”. (WA 5, 316)
Y quiso que el epitafio de su tumba fuera “En vida fui tu peste, muerto seré tu muerte, Oh Papa”. (Charlas de sobremesa 3543a III 390)

Con frecuencia, bendecía a sus seguidores y decía: “Que el Señor os llene de su bendición y de odio al Papa”. (Ib. 3543b III 391)
.
Por eso y por mucho más, podemos suscribir lo que decía de él otro reformador, Enrique Bullinger (1504-1575), sucesor de Zwinglio en la sede de Zurich, en su libro Verdadera confesión de los servidores de la iglesia de Zurich, en el año 1545: “Lutero no guarda mesura alguna; sus escritos, en su mayor parte, no son más que estrépito y maledicencia. Va a lo suyo, despliega gran magnificencia y manda rápidamente al diablo a todos los que no se le rinden… Es claro como el día, y desgraciadamente innegable, que nadie ha escrito de cosas de fe y de cuestiones importantes y serias de una manera más salvaje y grosera e indecente que Lutero”. (Citado por Doellinger, Die Reformation, III 262-263)

Podemos hablar de otros muchos puntos, donde podemos ver también que Lutero no era ningún santo y menos un profeta de Dios. Por ejemplo, en cuestión del matrimonio decía: “El matrimonio es absolutamente obligatorio y necesario para quien tiene órganos de generación”. (WA 11, 398)

“La mujer no ha sido creada para ser virgen, sino para engendrar hijos”. (WA 12, 94)

“Las mujeres sólo sirven para el matrimonio o para la prostitución”. (WA 12, 94) 
Opina que el adulterio debe ser castigado con la pena de muerte y dice: “Si la autoridad civil se muestra negligente y morosa, y no impone la pena de muerte, puede el adúltero marcharse a un país lejano y allí casarse en caso de que no pueda vivir en continencia, pero sería mucho mejor que muriese para evitar el mal ejemplo”. (WA 10, 2 p. 278)

Cuando uno de los cónyuges no quiere convivir con el otro, “como cuando una mujer testaruda se empeña en no interesarse por nada, aunque el marido caiga diez veces en la impureza. Entonces, el marido puede decirle: Si tú no quieres, otra querrá; si la señora no quiere, venga la sirvienta”. (WA 8, 482-563) 

“Yo detesto tanto del divorcio que prefiero la bigamia”. (WA 559-60)

De hecho, en 1539, Lutero, con Melanthon y Martín Bucer, le permitió al príncipe Felipe de Hessen, su protector, que tuviera dos mujeres y lo justificó, basándose en la Biblia y en que este asunto era necesario para el bien de la iglesia cristiana. Pero le aconsejó que no lo hiciera público. Y, cuando se enteraron muchos, le aconsejó mentir y decir que no estaba casado, sino que era su concubina. Dice así: “No se hundirá el mundo, porque uno, por un bien mejor y por causa de la iglesia cristiana, diga una buena y gruesa mentira. Una mentira necesaria, una mentira útil, una mentira que saca de apuros; una tal mentira, no siendo contra Dios, la tomo sobre mi conciencia”. (M. Lenz, briefwechsel I 375)

-A Zwinglio le tenía odio y dice de él en una carta a Melanthon del 27 de octubre de 1527: “Creo que es muy digno de santo odio por manejar tan desvergonzada y traicioneramente la palabra de Dios”.
-Les decía a los príncipes: “La autoridad debe acosar, golpear, estrangular, ahorcar, quemar, decapitar y tullir a la plebe para hacerse temer del pueblo y mantenerlo manso”. (WA 20, 247)

- Dicho Popular de Lutero: “Sé pecador y peca fuertemente, pero confía con más fuerza todavía y alégrate en Cristo” ( El texto original es: “Esto peccator et pecca fortiter, set fortius fide et geude in Christo”. Escrito a Melanthon en una carta del 1 de agosto de 1521.)